II

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MARINETTE:

−Te conseguí esta playera.

Le digo cuando bajo nuevamente al sótano, encendiendo esta vez todas las luces.

−¿Y cómo esperas que me la ponga? −la dureza en su voz me causa gracia.

¿Quién en su sano juicio se comporta de esa manera cuando estuvo a instantes de morir?

−No te desatare si es lo que piensas.

Le dejo en claro mientras me cruzo de brazos y le sostengo la mirada.

−No haré nada, lo prometo.

Pide con rendimiento finalmente, haciendo una mueca cuando intenta moverse.

−No creo que puedas hacerlo.

Respondo, observando nuevamente el vendaje y que efectivamente, aunque quiera no podría defenderse del todo con una herida en recuperación.

La bala no había penetrado el musculo, era una herida superficial pero si muy dolorosa y sangrante.

Lo rodeo y comienzo a desatar las sogas.

−No me la voy a pensar dos veces para dispararte, además, no vas a pasar fuera de este sótano.

Amenazo y le miento, ya que no estaba armada además que mi padre lo necesita con vida.

−Entiendo −responde de mala gana, moviendo los brazos cuando finalmente lo desamarro.

Le lanzo la camisa y miro a otro lado mientras se lo pone.

Estaba guapo y tenia un buen físico, pero eso no debía distraerme en lo absoluto.

Cuando se la pone y se queda sentado en la silla dudo en volver a atarlo, a fin de cuentas el sótano estaría vigilado y bajo llave todo el día, y aquí no hay más que dos sillas y anaqueles vacíos.

−¿Cuánto tiempo estaré aquí? −pregunta nuevamente.

−No lo sé −respondo.

−¿Para qué me necesitan?

−No lo sé.

−¿Podrías decir alguna otra cosa aparte de no lo sé? −exige con fastidio.

−No. 

Plasmo en mi rostro una sonrisa que demuestra mi diversión y burla ante esta situación. Porque vaya que sería entretenido, a pesar de que este secuestrado.

Mi celular vibra en el bolsillo de mi pantalón, lo saco y leo el mensaje de mi padre.

"Sube para comer"

Vuelvo a guardar mi celular y bufo en voz alta, no solamente había perdido casi la mitad de clases, sino que ahora estaría involucrada en un secuestro.

−Pórtate bien ¿quieres?− le pido con diversión, comenzando a alejarme. −¡Oh! y no vayas a ninguna parte. 

Me dedica una mirada calcinadora si pudiese, pero la ignoro completamente hasta salir del sótano. Camino por el pasillo hasta el piso de arriba y de ahí al gran comedor.

−Muero de hambre. 

Murmuro para mí, sirviéndome un poco de ensalada para acompañar mi platillo.

−Adrien Agreste −dice mi padre de repente, mirando su ordenador con el ceño fruncido.

−¿Quién? 

Como es lo primero que comenta no entiendo de que habla, y dejo en evidencia mi confusión mientras llevo el primer bocado a mi boca y lo miro expectante.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora