BAD LIFE//FINALIZADA

XXIV

ADRIEN:

Toco el timbre, y al instante alguien se hace presente en la entrada.

-¿Sí?- pregunta un tipo alto y corpulento, con cara de pocos amigos.

-¿Esta Marinette?- pregunto. El tipo habla un par de cosas por un telecomunicador hasta que finalmente me dejan entrar.

Camino hasta la entrada, donde vuelvo a tocar el timbre y en esta ocasión abre la puerta una señora, la misma que nos descubrió en la cocina.

-Usted es el novio de la señorita ¿verdad?, ¿viene a verla?- me pregunta con curiosidad, y yo solo asiento.

Me deja pasar, y después de decirme que Marinette está en su habitación en la planta alta desaparece por un pasillo.

Comienzo a caminar hacia las escaleras, pero me encuentro con el señor Dupain en la sala de estar, y cuando me ve arquea las cejas antes de sonreírme.

-Que gusto verte por acá nuevamente- me dice, levantándose de los sofás para llegar a donde estoy, estrechando su mano con la mía- supongo que vienes a ver a mi hija- adivina.

-Así es señor- respondo.

-¿Nos vas a acompañar a la noche de casino?- pregunta, y yo frunzo el ceño en confusión.

-Marinette no me dijo nada- respondo.

-Esa niña es muy distraída, partimos a las siete- eso era más una orden que una invitación, y no creo estar en condiciones de rechazar nada.

-De acuerdo- le respondo, mientras él va a su despacho.

Continúo mi camino hacia las escaleras, y cuando estoy en la planta alta me encuentro con el dilema de la que habitación es la de Marinette.

Por suerte, identifico su voz, cantando a todo pulmón desde alguna habitación. Sigo el sonido hasta la habitación de fondo, y de ahí al baño de esa habitación.

Abro la puerta lentamente, asomándome por un pequeño espacio.

Está en la tina, moviendo sus brazos de una forma bastante extraña mientras canta la melodía que se reproduce de una bocina a su lado.

Finalmente hago acto de presencia, por lo que ella me mira sorprendida después de reprimir un grito.

Pausa la música y me mira con el ceño fruncido.

-¿Qué haces aquí?- me pregunta con falso enfado.

-Necesitaba saber si llegaste con bien- le digo, ya que no había contestado mi mensaje anterior.

-Pudiste haber llamado para eso, no era necesario que vinieras- responde.

-Preferí asegurarme de eso personalmente- respondo, inclinándome frente a ella para besar su mejilla.

MARINETTE:

Dios, ¿cómo podía ser tan tierno sin proponérselo?

Solo él lograba que mi corazón se acelerara a tal punto de sentir que se me saldría del pecho.

-Voy a salir, date la vuelta- le ordeno de forma innecesaria, ya que no había parte de mi cuerpo que él no conociera ya. Pero aun así lo hace.

Enredo una toalla alrededor de mi cuerpo y me pongo mis pantuflas, después seco mi cuerpo y me coloco la ropa interior antes de volver a ponerme la toalla.

Paso a su lado, dirigiéndome a la habitación. Tenía planeado pasar la tarde tumbada en mi cama, viendo alguna tontería en televisión, pero al parecer ahora tenía al rubio a mi merced.