XXV

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MARINETTE:

Cuando llegamos al casino, debemos entrar de una forma discreta obviamente, a pesar que las autoridades estaban compradas no queríamos causar problemas.

-Dupain- le dice el portero a mi padre, sin necesidad de buscar su nombre en la lista o algo parecido- ¿quién es el chico?- pregunta, mirando con indiferencia al rubio.

-Su prometido- responde papá por ambos, sabiendo que así no comentaría nada más.

El acceso era algo muy restringido y estricto, a única forma de entrar era decir una mentira como esa.

Bajamos las escaleras cuando finalmente entramos, hasta dar con el interior. Hay mesas de apuestas en varios puntos, la barra y por supuesto la mesa de "sociedad", conocida así por las personas sentadas en ella, las más poderosas y cotillas de toda Francia.

Adrien no desvía la vista hacia las chicas con poca ropa que se pasean por el lugar con charolas con bebidas, y eso me relaja un poco, ya que realmente me molestaría que se fijara en alguien más.

ADRIEN:

Si había asistido a un casino alguna vez, pero nunca uno comparado con este, el dinero se presumía en cualquier lado, las bebidas alcohólicas iban y venían de un punto a otro y por donde miraras había personas fumando, y no exactamente tabaco.

Marinette parecía muy cómoda en este lugar, pero yo me sentía algo abrumado. No podía evitar pensar que en algún momento alguien estará en desacuerdo con algo y comenzaría un enfrentamiento.

-¡Tom!- uno de los hombres de una mesa saluda con emotividad y confianza al señor Dupain, el cual corresponde su saludo con un apretón de manos, para después sentarse a su lado- veo que trajiste a tu pequeña, cada día está igual de hermosa que su madre- le dice, saludando esta vez a Marinette con un beso en la mejilla.

-¿Y qué me dices tú Frank?- responde ella con una sonrisa, sentándose a lado de su padre y tirando de mi mano para que yo me siente a su lado.

-¿Sabes jugar?- me pregunta en un susurro. Asiento en respuesta y espero a que me den mis cartas.

-Cada vez estas más grande Marinette, ahora ya tienes prometido por lo que escuche- le dice el tal Frank, que rondara por eso de los setenta u ochenta años.

Ella se ríe sutilmente antes de tomar mi mano con la suya, poniéndola sobre la mesa.

-Bien señoritas, preparen sus apuestas que empezaremos a lo grande- dice otro señor de la mesa, poniendo al frente un gran montón de fichas.

Por suerte había traído dinero, usualmente no suelo salir con muchas cantidades.

Marinette pone de igual forma sus fichas y mira sus cartas con una sonrisa disimulada.

Al parecer nadie en la mesa tenía buena jugada, a excepción de Marinette, que muestra sus cartas y después las deja sobre la mesa.

-Es la suerte de ser la única dama en la mesa- se excusa uno de los hombres, lanzando sus cartas a la mesa.

El crupier se encarga de sus fichas mientras ella ríe abiertamente.

-En ese caso jugare con ustedes más seguido- bromea, logrando que los demás rían.

Su padre le susurra algo y ella se levanta de la mesa, haciendo una seña para que los demás no nos levantemos.

-Me encantaría seguir con ustedes pero las mujeres de la ruleta me esperan- dice, inclinándose cerca de mi oído- trata de no ganar muy seguido ¿quieres?- me susurra, y yo vuelvo a asentir en respuesta antes de que bese mi mejilla- sean gentiles con mi prometido- advierte en broma.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora