BAD LIFE//FINALIZADA

XII

MARINETTE:

Pero obstante a la reacción que espero, él sonríe abiertamente, entrelazando sus dedos con los míos.

-Entonces dímelo, di a que te refieres- habla con determinación.

Esto va a ser más difícil de lo que pensé, y lo va a ser más si los latidos de mi corazón no vuelven a la normalidad ahora.

-Es complicado, no lo entenderías- respondo nuevamente en negación, intentando soltarme de su agarre sin mucho éxito.

-Quiero entenderlo- responde, acercándose aún más a mí, su pecho rozando el mío y sus manos acunando mi rostro- quiero entenderte- afirma cerca de mi rostro.

¿Esto está pasándome?

La determinación en su mirada y palabras me dejan helada, en shock y con miles de corrientes eléctricas recorriendo mi cuerpo.

Y antes de siquiera llegar a cuestionarme algo subo mis manos al cuello de su camisa, atrayéndolo del mismo hasta poder besarlo.

Suelto el aire por la nariz cuando me corresponde, deslizando sus manos por mis brazos hasta mi espalda baja, pegándome más a su cuerpo.

Mi respiración se dispara nuevamente, al igual que siento los latidos de mi corazón golpear con fuerza mi pecho.

Suspiro en sus labios al mismo tiempo que pega mi espalda a la puerta y me levanta por los muslos contra la misma, colocándose entre mis piernas sin soltar su agarre a la vez que rodeo su cadera con las mismas.

-No quiero alejarme de ti, y no lo hare- murmura cuando nos separamos para recuperar el aliento.

-Ya te lo dije Adrien- le digo, regresando de nuevo al tema.

-No me importa Marinette, me gustas- comenta, interrumpiéndome sin dejar de mirarme.

Vuelve a besarme, solo que esta vez con sutileza y cariño, hasta que el segundo timbre retumba afuera y nos obliga a separarnos.

-Bien, si seguiremos viéndonos será con mis condiciones- le digo, empujándolo por el pecho y volviendo a poner los pies en el suelo.

-Te escucho- responde con una pequeña mueca.

-No podemos vernos en lugares públicos, no hablaremos ni nada parecido- le digo, poniendo uno de mis dedos en sus labios cuando me percato de que va a decir algo al respecto- si no lo hacemos así...- dejo la frase en el aire, ya que la sola idea de imaginármelo herido por mi culpa anudaba mi estómago.

-Está bien, sí así lo quieres...- dice después de quitar mi mano de sus labios unos centímetros para después besar mis nudillos en un gesto enternecedor- así será- contesta, antes de abrazarme.

Solo esperaba no equivocarme.

[...]

Los siguientes tres días se me escurren como agua entre las manos.

Los mensajes y llamadas del rubio se habían vuelto cosa de rutina, y ciertamente me encantaba. Aunque claro estaba que no era algo que podíamos mantener, por esa razón ninguno de los dos tenía guardado el teléfono del otro, solo aprendido de memoria.

Y las llamadas debían ser después de la medianoche, así no había ningún riesgo de ser descubiertos.

No estamos haciendo nada malo, y aun así debíamos ocultarnos a tal grado de fingir indiferencia en los pasillos.

Por esa razón habíamos planeado vernos fuera de la escuela, en un lugar lejano donde nadie nos reconozca y que tengamos algo de privacidad.

No puedo evitar ponerme roja hasta las orejas cuando me estaciono, mientras Adrien mira las letras del letrero del motel.