XI

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ADRIEN:

-¿Me estás diciendo que estuviste más de quince días encerrado en lo que tú crees un sótano, te alimentaban y curaban tus heridas, pero nunca viste el rostro de nadie?- pregunta el comandante con evidente cabreo.

Pero contrario a él yo estoy tranquilo.

-Así es- respondo, cruzándome de brazos con un semblante sereno para ser más convincente.

Dije exactamente lo que paso, omitiendo nombres y poniendo la excusa de que nunca vi el rostro de nadie.

-¿Podrían dejarme solo con su hijo un momento?- le pide el comandante a mis padres, los cuales han escuchado toda mi declaración.

-¿Sucede algo?- pregunta papá confundido.

-No por ahora, solo son preguntas más personales que prefiero tratar a solas con él- comenta, y de mala gana mis padres salen del despacho.

Cierra la puerta y se gira en mi dirección, mirándome con detenimiento y yo hago un esfuerzo por no desviar la vista.

-Llevo trabajando aquí por más de veinte años y sé cuando alguien miente, tú lo haces- acusa, solo que esta vez más sereno que al principio- ahora estas a salvo, no necesitas proteger a nadie- insiste, sonriendo ladinamente.

-No estoy protegiendo a nadie, esa es la verdad- comento sin cambiar de posición.

El comandante golpea su escritorio con un puño y maldice entre dientes.

-¿Puedes repetirme como es que escapaste?- pregunta, sentándose frente a mí, detrás de su escritorio.

-Dejaron la puerta abierta cuando se estacionaron en la carretera, y yo solo pude salir corriendo- repito la versión menos convincente de mi declaración.

-¿Cuántos hombres eran?- cuestiona, inclinándose en sus codos sin despegar su vista de la mía.

-Tres o tal vez más, no estoy seguro- respondo, apretujando mi rodilla para no ponerme nervioso.

-¿De qué color era el auto?- pregunta nuevamente.

-Blanco, aunque estaba oscuro y no vi muy bien el color- respondo.

El automóvil de Marinette era rojo, muy opuesto al auto que describí.

-Ya veo, empezare una investigación y solicitare grabaciones de lugares cercanos al punto que nos diste- informa, finalmente desviando la vista- no te preocupes hijo, daremos con los responsables- asegura con una sonrisa.

Me obligo a regresarle la sonrisa antes de estrechar mi mano con la suya en forma de despedida, solo que la idea de que realmente dieran con los responsables no me agradaba.

[...]

Sí creía que las preguntas del comandante fueron tediosas, estaba equivocado.

La psicóloga frente a mi realizaba preguntas que me tomaban desprevenido y me delataban de cierta forma.

-No temas a hablar Adrien, nada de lo que me digas saldrá de esta habitación- intenta convencerme, aunque sé que será justamente lo contrario.

-No lo hago- respondo, cruzándome de brazos con algo de cansancio.

-¿Te obligaron a hacer algo que no quisiste?- pregunta aun con sutileza, mirándome de reojo un par de segundos.

-No- respondo simplemente, hundiendo mi espalda un poco más en el respaldo.

-¿Tu captor o captores te hirieron porque te negaste a algo?- pregunta.

Mi mente viaja a esa vez en que entraron a golpearme solo para tomarme fotografías, pero igual recuerdo cuando Marinette se preocupó y nuestro primer beso.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora