XX

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ADRIEN:

Cierro la puerta después de estacionar el auto y camino a paso lento por el vestíbulo hasta las escaleras, y voy tan distraído que no me doy cuenta que mamá esta al inicio de las mismas, con su bata de dormir y los brazos cruzados.

-Dijiste que llegarías temprano- regaña, sintiéndome cansado al instante.

Si estaba colaborando con las terapias era porque quería que mamá dejara de insistir en el tema, y había funcionado, ya había recuperado un poco de libertad.

-Sabes cómo es Chloé mamá, no quería que me fuera y no podía negarme- le digo cómo excusa, pasando a su lado hasta mi habitación.

-Pudiste haber avisado- responde con el ceño fruncido y las manos en su cadera, siguiéndome.

-Se me fue el tiempo ¿sí?- le digo cuando estoy dentro, empezando a desabrochar los botones de mi camisa- además, ya tengo la edad suficiente para cuidarme solo- le digo.

Empezaba a cansarme de estos tratos, sentirme prisionero en mi propia casa y no poder hacer nada sin tener que rendirle cuentas a alguien.

Ya tenía veintiún años por Dios.

-Después de lo que paso...- comienza con su sermón.

-Tú lo has dicho, ya paso, se quedó en el pasado- le digo, acercándome a mi armario y sustituyendo rápidamente la camisa por una playera, dejando la prenda en la silla del escritorio.

Me encamino al baño para lavar mis dientes, además de que ese era un intento para ponerle un punto final a la conversación. Al menos por ahora.

Pero cuando salgo mamá sigue aquí, con la camisa que me acabo de quitar en manos.

-Si estabas saliendo con alguien, solo debías decírmelo cariño- comenta, mostrándome la mancha de labial en el cuello de la misma.

Quiero negarlo, ya que Emilie Agreste llega a exagerar con esos temas. En una ocasión cuando tenía ocho años me toco hacer un trabajo con una niña de mi grupo llamada Megan, y cuando mamá la conoció aseguraba que terminaríamos casados.

Pero si lo niego, querrá saber la razón de esa mancha y seguirá investigando.

-Pensaba decírtelo, aun no es nada serio- le digo, quitándole la camisa de forma sutil antes de dejarla en el cesto de ropa sucia.

-Aun así quiero conocerla- dice, cruzándose de brazos con decisión- invítala a cenar alguno de estos días- recomienda.

Y aquí va...

-Claro, le diré- respondo, regalándole una sonrisa cansada.

Era mejor darle la razón a pelear con ella, nunca ganaba nada cuando eso sucedía.

Se despide y por fin sale de mi habitación. Me dejo caer de espaldas al colchón mientras estiro los brazos, tirando de mi cabello un poco.

Sé que no dejara de insistir con el tema hasta que Marinette, o alguna chica acceda a venir a cenar, y eso sería algo complicado.

MARINETTE:

No había podido evitar sentirme algo desilusionada cuando Adrien no reacciono como esperaba cuando le dije "te quiero".

No esperaba que me dijera un te quiero de igual forma, pero no sé, esperaba algo diferente.

-¿Por qué se lo dije?- me pregunto en reclamo, antes de girar sobre mi espalda y quedar boca abajo en la cama.

Quizá me lo diga después, tampoco quiero presionarlo u obligarlo a que lo haga. Yo se lo dije porque lo sentía, porque me nació hacerlo, y si algún día él me lo dice, quiero que sea real.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora