XV

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MARINETTE:

-Yo lo mato- murmuro frente al espejo, observando con disgusto como a pesar del maquillaje se sigue viendo esa marca rojiza en mi cuello que delata en parte lo que hice ayer.

Bufo con frustración mientras acomodo mi cabello de forma en que lo cubra antes de salir del baño. Si no me daba prisa se me haría tarde para llegar temprano.

Qué irónico, ¿cierto?

En fin, tomo mi mochila mientras bajo las escaleras, despidiéndome a la lejanía de mi padre antes de subir a mi auto.

Cuando llego no me sorprendo en absoluto cuando lo veo a unos metros, y aprovechando que nadie nos está observando rodeo su muñeca con mi mano y nos guio al almacén, cerrando la puerta detrás de nosotros cuando el enciende la luz.

-¿Ya querías verme?- pregunta con una sonrisa, abrazándome por la cintura.

-Sí, pero para reclamarte- le digo con el ceño fruncido.

-¿Por qué me reclamarías?- pregunta con confusión, de igual forma con el entrecejo fruncido.

Retiro mi cabello y le muestro la marca roja en mi cuello, haciendo que lo mire con los ojos entrecerrados cuando reprime una risa.

-Tú también me dejaste marcas- comenta, poniendo su mochila en el suelo mientras desabrocha su camisa. Me ruborizo un poco al verlo sin la prenda, y aún más cuando se da la vuelta y deja a la vista los rasguños en su espalda que cause.

-Bueno, pero no se notan- le digo con nerviosismo mientras el vuelve a acomodar su camisa.

-Lo siento, ¿está bien?- dice, bajando sus labios a los míos y dándome varios cortos besos que cada vez se hacen más prolongados.

-No me gusta verte a escondidas- murmura contra mis labios, descansando su frente en la mía- eres una chica espectacular Marinette, cualquier hombre estaría dichoso de presumirte en público- comenta con resignación.

Dejo salir el aire que tenía contenido por la nariz, apartándolo por los hombros.

-Ya te lo he dicho Adrien, no insistas- le pido, acariciando su rostro con mis manos antes de darle un casto beso.

-Mientras pueda seguir viéndote, no me importa que sea a escondidas- responde, inclinándose para depositar un beso en mi frente antes de estrecharme en sus brazos.

Reposo mi cabeza en su pecho, cerrando los ojos cuando escucho los latidos de su corazón y eso me hace sonreír como boba.

Yo tampoco quería vernos a escondidas, apenas voy descubriendo lo bien que me siento al estar a su lado.

[...]

Compro mi almuerzo y camino por las mesas hasta encontrar una vacía, evitando a toda costa a Alya que ha estado muy cercana en toda la mañana y no veo nada bueno de eso.

Mi celular vibra en el bolsillo trasero de mi pantalón, por lo que detengo mi andar mientras lo saco del mismo.

Frunzo el ceño ante el mensaje de ese número desconocido que yo conozco muy bien.

Xxxx-xxxx: ¿Podemos vernos en las gradas del gimnasio?, es urgente.

Mis alarmas se encienden por la última palabra, logrando que miles de panoramas desagradables comiencen a crearse en mi cabeza.

Guardo el celular y comienzo a trotar fuera de la cafetería hasta el gimnasio, buscando con la mirada al rubio o algo sospechoso, pero solo me encuentro con el gimnasio vacío.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora