XVI

54 10 0
                                    

MARINETTE:

-Eres pésimo en esto- me burlo de Adrien, cuando es la tercera vez que lo eliminan en apenas hora y media que llevamos jugando.

El observa entristecido como la luz del chaleco que lleva se extingue antes de dejarse caer al suelo con cierto dramatismo.

-Honra mi muerte- murmura, haciendo que ría más fuerte.

-Lo hare, pero no te dejare aquí tirado- sigo su broma, usando el dramatismo de igual forma.

Él sonríe en el suelo y tira de mi mano antes de tumbarme sobre su cuerpo.

-¿Y si mejor pierdes y nos quedamos aquí?- propone, levantando las cejas con ritmo y proposición.

-Me encantaría, pero yo nunca pierdo- canturreo con falso egocentrismo.

-Esa es mi chica- responde de una forma tan natural que me quedo helada.

No estábamos en una relación como tal, no habíamos formalizado nada y que me llamara así me desconcertó y causo un revuelo en mi estómago.

No me doy cuenta cuando un niño se acerca por un costado hasta que la luz en mi chaleco parpadea hasta extinguirse.

Adrien y yo reímos divertidos antes de levantarnos del suelo.

-Sabes, toda esta aventura me dio hambre- comenta después de varios segundos de silencio que comenzaba a tornarse incómodo.

-Creo que podríamos comer algo- apoyo su idea, dejando que envuelva mis hombros con su brazo, nuevamente.

[...]

Adrien regresa a sentarse conmigo después de tirar los residuos de los alimentos. Nos encontrábamos en una banca del parque, ahora yo acurrucada contra su pecho mientras ambos vemos alrededor.

Mis ojos se topan con el letrero de una panadería a unos metros, logrando que me incorpore un poco para comprobar que estoy viendo bien.

-¿Sucede algo?- pregunta el rubio con preocupación.

No le respondo, al instante los recuerdos se acumulan en mi cabeza al igual que las lágrimas amenazan con desbordarse de mis ojos.

Regreso a la realidad cuando Adrien mueve su mano frente a mis ojos, está inclinado frente a mí con un semblante preocupado.

-¿Estas bien?- pregunta con cautela, tomando mis manos en un gesto tan genuino que mi corazón golpea con fuerza mi caja torácica.

-Si solo... me acorde de algo- respondo, bajando la cabeza algo avergonzada por haber sido débil frente a él.

Me sorprendo cuando se levanta y me abraza, acariciando mi cabello con el consuelo que necesitaba en este momento.

-Tranquila, si no quieres hablar de eso está bien- murmura cerca de mi oído, mandando escalofríos a todo mi cuerpo.

Algo en sus palabras fueron como un pequeño detonante, nunca había hablado de ese tema con nadie ya que era muy doloroso para mí, pero algo en la mirada de Adrien, en la forma en la que me sostenía me hacía querer contarle esa parte de mi pasado.

-Esa panadería- la señalo sin mirarla- era la favorita de mi madre- confieso en voz baja, mirando la reacción sorprendida del rubio.

-Lo lamento- murmura, acariciando mis brazos de arriba debajo de forma reconfortarte.

-No debes disculparte, tu no la asesinaste- sé que hable de más cuando su semblante se descuadra, por lo que muerdo mis labios y desvió la vista.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora