VIII

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MARINETTE:

Tardo más de cuatro horas seguidas en terminar de transcribir mis apuntes, y cuando me doy cuenta ya pasan de la media noche.

Mi muñeca me duele, por lo que la muevo circularmente para aliviarlo.

Me estaba complicando la vida con pensamientos que atormentaban mi mente, como por ejemplo el beso de Adrien.

Lo hice por un impulso, ¿o no?

Diablos, ese rubio no salía de mi mente y eso me confundía.

Y cuando me di cuenta ya estaba caminando escaleras abajo hacia el sótano.

Mi mente me gritaba que me diera la vuelta y no hiciera alguna locura, y al mismo tiempo me armaba de valor para pasar la puerta.

Respiro hondo antes de tomar el pomo de la puerta.

ADRIEN:

No sé exactamente cuántos días llevo aquí, no tengo nada para saber la hora y como siempre esta oscuro no sé cuándo anochece o amanece.

Mi temor era empezar a enloquecer entre estas cuatro paredes.

Cada vez me cuestionaba que me iba a pasar, que iba a ser de mí en los próximos días, incluso en las últimas horas.

Marinette no me había asegurado nada, pero ha dicho que no podría si algo me llegara a pasar, lo que me da a entender que sabe lo que me depara.

Y ahora sé que no quiero morir así, que necesito ver a mis padres al menos una última vez y desayunar con ellos entre risas y bromas como solíamos hacerlo, ver a Chloé y abrazarla, pedirle perdón por rechazar sus muestras de afecto y decirle que es la mejor amiga que pude haber pedido.

Levanto la vista cuando veo a Marinette bajar las escaleras, lleva una blusa de tirantes y un diminuto short, su cabello esta despeinado ligeramente y tiene un semblante cansado.

-Hola- saluda tímidamente en voz baja.

No le respondo, me había cansado de intentar comportarme para sobrevivir.

Era contradictorio, ya no me importaba nada y a la vez me importaba todo.

La miro de mala gana antes de volver a cerrar los ojos.

Ya me había acostumbrado a dormir con las luces prendidas, ya que si las apagaba todo se sumergía en una oscuridad que me asustaba de cierta forma.

La luz era mi única seguridad por ahora.

-Sé que no estás dormido- vuelve a murmurar, por lo que abro los ojos y me siento en ese incomodo catre.

La miro en silencio. Parece nerviosa y juega con sus manos.

-¿Te desperté?- pregunta nuevamente.

-No- respondo con brusquedad.

-¿Necesitas algo?- vuelve a preguntar, mordiendo sus labios.

-No- respondo nuevamente, con el mismo tono.

Me mira con el ceño fruncido, mirándome directamente a los ojos con lo que parece confusión.

-¿Te hice algo?- pregunta en un tono más bajo.

Le sonrio con sarcasmo, cruzando mis brazos antes de darle una repasada de cuerpo completo.

-¿Además de privarme de mi libertad?- pregunto irónicamente.

Su rostro se vuelve serio, sus manos caen inertes a los costados de su cuerpo y pasa saliva con dificultad.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora