XXVIII

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ADRIEN:

-Me alegra que hayan podido venir en cuanto antes- dice el comandante, mirándonos con insistencia como siempre lo hace.

-Queremos terminar con esto en cuanto antes- respondo con cansancio, las acciones de horas antes cobrándome factura.

-Bien, necesito que me acompañes a una sala para que los reconozcas- me informa, haciendo una seña para que lo siga.

Cuando estamos en la sala, nos posamos frente a un cristal, donde me aseguran que no pueden vernos.

-¿Reconoces a alguno?- me pregunta.

Observo con detenimiento a los cinco hombres frente a mí, los cuales mantiene fija su mirada en algún punto de la habitación, con las manos esposadas en la espalda.

-Ya le dije que no vi el rostro de nadie- respondo, cruzándome de brazos.

-¿Crees reconocer la voz de alguien si los hacemos hablar?- cuestiona.

Diablos.

Asiento con la cabeza y el da la orden de hacerlos decir una simple oración. Sé que todos son criminales, pero no veo justo hacer pagar a alguien un crimen que no cometió.

Solo que si no doy ninguna respuesta, seguirá la investigación abierta y no puedo arriesgarme a que descubran la verdad, Marinette se ha vuelto mi prioridad desde que la conocí.

La sola idea de imaginármela en una situación parecida me causaba escalofríos.

-Él- musito, intentando sonar convencido.

-¿Estás seguro?- pregunta, y yo asiento con la cabeza de nueva cuenta. Tenía el temor de que al hablar mis nervios me delataran.

Terminan de hablar los demás, y el comandante vuelve a preguntarme si reconocí alguna otra voz. Niego con la cabeza y finalmente me dejan ir. Cruzo el mismo pasillo, pero antes de llegar con mis padres me desvió hasta el pasillo siguiente.

No quería entrometerme en los asuntos de Marinette, pero ella al dejar su celular en el auto, se me hizo fácil tomarlo antes de salir para devolvérselo, solo que no esperaba que su padre le mandara un mensaje donde le exigía ver al comandante Roger.

Sabía que su oficina se encontraba por este pasillo, ya que había leído su nombre en una de las puertas de las tantas veces que había venido aquí.

Dudo en tocar la puerta, ya que no quiero interrumpir nada de lo que esté sucediendo, ni siquiera sé si Marinette está aquí.

Abro la puerta lentamente, suspirando tranquilo cuando veo a Marinette de pie a un lado del comandante, amenazándolo con un arma de diminuto tamaño mientras lo mira amenazante.

Ambos desvían la vista hacía mí, pero yo solo me enfoco en Marinette.

Ella le murmura algo a Roger antes de caminar hacia donde estoy, guardando de nueva cuenta en arma antes de salir de la oficina, sin mirarme.

Camino a su lado, sumergidos en un silencio abrumador a mi parecer.

Llegamos frente a mis padres, donde después de decirles lo que pasó en el reconocimiento, y mamá emocionarse por esa noticia, finalmente podemos irnos.

Me doy la vuelta en el momento que mamá termina de susurrarle algo a Marinette y ella asiente, despidiéndose de mis padres antes de posarse a mi lado.

Cuando estamos en el auto, coloco las llaves y pongo el auto en marcha. Avanzo por las calles hasta una avenida poco transitada, orillándome y apagando el motor.

BAD LIFE//FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora