Antiguo Rencor

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Dos jóvenes se encontraban sentadas en una banca de un templo, la mayor de cabello largo estaba ansiosa y la menor de cabello a los hombros estaba ligeramente triste y asustada. Ninguna se hablaba mientras esperaban una respuesta sobre sus futuros, aunque la menor miraba a la contraria de reojo, se sentia culpable y algo asustada, solían ser unidas pero ya no más y no sabia que hacer para acercarse nuevamente a ella.

Cuando decidió armarse de valor y tratar de hablarle un hombre mayor con tunica abrió la puerta de aquel lugar, con mirada sería miro a ambas.
- No hay manera de hacerlo.-
Dijo haciendo que la mayor sonriera levemente, la menor agacho la mirada, extrañaba estar en su hogar pero con aquella noticia no podía hacer nada al respecto.
-ya lo sabíamos dentro de nosotras.-
Dijo con voz suave la mayor mientras se levantaba.
-solo seguiremos como estaba planeado.-
La menor se levantó de igual forma, el señor dejo una leve reverencia antes de irse y dejarlas en aquel lugar.
-¿no estas ni un poco triste por eso? -
Hablo la menor por fin algo desanimada, la contraria se volteo mirandola y se cruzo de brazos.
-¿enserio quieres regresar a ese lugar?, aqui podemos ser mucho más de lo que seríamos allá.-
Mencionó mientras se acercaba a la menor.
-vamos Lumine, no se por que quieres irte, todas estas personas necesitan nuestra ayuda, deberías pensar más en ellas, estas siendo egoísta.- mencionó mostrandole una expresión preocupada a la menor a lo cual ella asintió.
-tienes razón Solei-
La mayor dio media vuelta antes de salir de aquel lugar dejando a Lumine sola.

Al llegar a su habitación cerro la puerta y lanzo un pequeño conjuro para que nadie pudiera escucharla, saco de un escondite un libro antiguo y coloco su mano sobre este.
- si no somos dos la bendición sera revocada, no puedes marcharte, tengo que brillar más.-

Lejos de ahí Lumine caminaba por los jardines del templo, la flora era diferente a su mundo pero le parecia hermosa, llego hasta un gran árbol y tomo asiento al pie de este.
-estas decaída, al parecer no fueron buenas noticias.- comento un joven castaño que se acercaba hasta la joven.
-solo comprobamos que no hay manera de regresar, sabía que era casi imposible pero aun así tenía esperanza.- el joven se sento al lado de ella y ambos observaban como la brisa movia las plantas cercanas.
-no es considerado de mi parte pero, al final me alegra un poco no tener que despedirme de ti.-
La joven volteo a verlo sonrojada y sorprendida, aquello no podia ser posible, el joven sonrió levemente y ella noto que de igual forma en su rostro un rubor se hizo presente.
-no podre ayudar a nadie si...- entonces su corazón dolió cuando en la cara del contrario se reflejo el dolor de aquellas palabras, no quería hacerlo sentir mal, no era culpa de ninguno, pero los sacerdotes habían sido bastante claros con ese tema.
-sabes que a mi no me importa si eso pasa, aun tendrían a Solei.- dijo colocando su mano en la mejilla de la joven, los ojos esmeralda de aquel muchacho se encontraron con unos preciosos ojos azules que hacían juego con el collar que llevaba su acompañante.
-seré ordinaria y no podre ser de utilidad aquí.- dijo afligida, tenía miedo de que el castaño perdiera el interés en ella si eso pasaba.
-lo que me gusta de ti no es la bendición, si no tu personalidad única.-
Ambos sonrieron y juntaron sus frentes disfrutando aquel momento, se encontraban en su propia burbuja sin notar que a lo lejos Solei los observaba.
-ese no es tu lugar, soy la protagonista de este mundo, deberías quedarte quieta en las sombras.-
Mencionó mientras tomaba su vestido con fuerza, no entendía por que aun con todos sus intentos aquel tonto príncipe no la miraba, se suponía que él se volviera loco por ella.
-Dhante y Lumine, hare lo que sea para que no logren terminar juntos, ese lugar en la realeza será mío.-
La azabache dio media vuelta de regreso al templo para preparar todo.

La princesa villana [Pausa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora