La princesa villana [Pausa]

Moonlight

El día estaba acabando y los rayos del sol apunto de ocultarse teñian de tonos rojizos las nubes, el pelirrojo encendía la vela que se encontraba en medio de la mesa, había estado buscando en los mapas un templo perdido; la Santa del Sol tenia un gran templo en el norte y pensando que ambas eran igual de veneradas la Santa de la Luna tendría uno igual, busco en mapas pero solo apareció como una mancha en un mapa antiguo de los posteriores cercanos a la guerra, este se encontraba en medio del gran bosque fronterizo, suspiró cansado y cerró los ojos para descansarlos solo un poco cuando escucho la puerta abrirse.

-ups, parece que no te deje descansar.-

Dijo suavemente Liliana mientras se sentaba en la silla frente al joven, el cuál negó con la cabeza mientras abria los ojos nuevamente.

-encontré la ubicación, pero estaba pensando en que excusa podrías dar para ir hasta la frontera sin llamar la atención.-

Era algo que la joven no había pensado, sin duda su hermano y padre estarían confundidos y preocupados si se enteran que ella dejaría el palacio, y era natural que se enteraran si el rey les avisara, tenía que salir en secreto de aquel lugar, aunque no era como salir en la capital donde solo estaria ausente unas horas, si no que serían varios los días para llegar hasta la frontera y de regreso, de solo recordar el viaje en carreta que hizo suspiró.

-sería más rápido ir a caballo, solo los dos.-

Mencionó la joven a lo que Esther negó con un movimiento de cabeza.

- ¿crees que dejarían ir a la Princesa solo con un guardia?, no solo eres una Princesa del reino vecino, eres la prometida del Príncipe heredero, literalmente eres...

-la Princesa Heredera, ya se, pero de otra forma tardariamos mucho y esa persona o lo que sea que provocó esto puede enterarse.-

Cruzo los brazos la joven mientras esperaba una mejor solución del contrario.

- aun así, si estuviera de acuerdo, ¿como obtendriamos permiso?-

Liliana sonrió y se levanto del asiento con confianza.

-no requerimos permiso, nos vamos a fugar y se quien puede cubrirnos.-

La cara de Esther reflejaba preocupación y curiosidad sobre quien era la persona que podía sacarlos sin que nadie se diera cuenta, pero antes de poder decir algo la princesa se despidió y salió de la biblioteca rumbo a su habitación, aunque sabía como podía hacer todo aquello no sabía si esa persona aceptaría a cubrirlos.

Por otro lado, frente a una ventana en el pasillo contemplando el cielo estrellado se encontraba Laude, entre sus manos mantenía un collar con un zircón azul, se encontraba pensando en su hermana, había asistido a su cumpleaños pero debido a sus responsabilidades como heredero tuvo que regresar de inmediato en cuanto le baile terminó, la razón de su preocupación fue que habia sentido una sensación extraña en aquel baile, no solo sentía que su hermana podía estar en peligro, si no él mismo sintió un escalofrío que no lo dejaba tranquilo, apreto aquel collar que su padre le dio cuando nació, al igual que su abuelo había hecho con él antes, sentía una calma cuando estaba entre sus manos, aún así lo único que queria era traer de regreso a su querida hermana, un suspiro pesado salió de él, decidió dejar de pensar en eso por ahora y regresar a su habitación; la luna brillaba bastante aquella noche, el pasillo era iluminado sin necesidad de velas, el joven castaño caminaba por aquel largo lugar pero en una interseccion con otro se detuvo, aquel pasillo llevaba a una antigua recamaras real, había sido sellada mucho antes de que él naciera, su abuelo había prohibido el paso a esta, iba a continuar con su camino cuando de pronto en la puerta de aquel lugar vio la silueta de una persona.

- ¿disculpe?-

Dijo temeroso debido a que antes no habia nadie, comenzo a acercarse y notó que era una mujer la que estaba frente a la puerta con una mano tocandola.

-No puede entrar a ese lugar-

Dijo mientras se acercaba pero a unos pasos de acercarse una rafaga de viento entro por la ventana de aquel pasillo, lo cual hizo que cerrara los ojos por un momento, al abrirlos no habia nadie más ahí, pero la puerta se encontraba abierta.