capítulo tres: nieve.

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pov

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pov. Seulgi:

Para cuando mi cuarto día terminaba, me sentía levemente feliz. Aunque fuesen bastantes horas extras, el trabajo se me daba bien. Pero claro, era un tanto difícil concentrarse con una jefa como Irene. Realmente no quería parecer exagerada, pero Wendy podría decir muy bien que aquel día que me llevó en su auto baje totalmente embobada por su belleza. Nunca me había pasado algo así; resulta que sí, reconozco que me gustan las chicas, pero con ella fue un flechazo a primera vista. 

Resultaba extraño entender porque me contrato, dado la cantidad de experiencia que tenían las demás postulantes. No obstante, no me animaba a preguntarle. Irene se mostraba siempre seria, aunque amable. Era muy reservada, tal como Joy me lo había dicho, y yo me moría por saber más de ella pero tampoco iba a indagar. Por más hermosa que fuese mi jefa, yo necesitaba el trabajo. Realmente lo necesitaba. Y esta oportunidad no se me iba a presentar dos veces.

Salía a las cuatro de la tarde de la oficina, e iba a mi cuarto a pintar. Honestamente, extrañaba la escuela de Arte. Era el único lugar donde sentía que era yo misma, aunque nunca me tuve mucha fe, amaba estar en el salón encerrada por horas solamente pintando o dibujando. Esa tarde, mientras esperaba que Wendy llegará a casa, me encerré en mi cuarto para dibujar.

La ropa de oficina no me hacía sentir nada cómoda, sacarla siempre era un alivio para mí. Realmente me parecía muy tonto todo lo del código de vestimenta. 

Agarré un cuaderno con una hoja en blanco enorme, mientras agarraba un lápiz, y lo acomodaba todo sobre la mesa. Agradecí los rayos de sol, aunque ya iban careciendo de intensidad debido a la época fría del año. Casi inconscientemente, empecé a dibujar. No pensé mucho mientras hacía los trazos, y con el pasar del tiempo, me di cuenta como se me iba la luz natural.

Cuando miré por primera vez mi dibujo sin estar inmersa en los detalles, tambalee en la silla. El rostro de Irene me miraba con ojos inocentes, contrariamente a lo que veía a diario. Una sensación extraña me recorrió, mientras me llenaba de vergüenza. ¿Qué pensaría ella si viese esto?

Para mí mala suerte, no había escuchado a Wendy entrar al piso, por lo que una vez que se asomó a mi cuarto y viendo mi torpe intento de ocultar el dibujo, tuve que enseñárselo.

– Vaya.. Es hermosa, ¿Quién es?

– Es mi jefa. – confieso tímidamente – Te aseguro que el dibujo no le hace justicia.

– Si tu dibujo no le hace justicia, debe ser una diosa. – exclamó –

– Sí – dije simplemente – Realmente sí.

– Uy – me dijo mientras se recostaba en mi cama – Son días difíciles para Seulgay.

– Ya, no me molestes – dije mientras me reía un poco por el sobrenombre. – Nunca me miraría de ese modo.

– ¿Por? – pregunta interesada –

– Pues.. ella es tan.. no sé como decirlo, ¿De otro nivel? No tenemos nada en común.

polos opuestos ; seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora