capítulo nueve: japón (parte 1)

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pov

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pov. Seulgi

Japón estaba lleno de gente, todo el tiempo. Parecía que el país era demasiado pequeño para la cantidad de personas que había. Aún así, logramos encontrar a el chófer entre el caos del aeropuerto, y llegamos al hotel cinco estrellas. No voy a mentir; todo se veía muy caro y yo me sentía fuera de lugar. 

Me acerqué a recepción a pedir por nuestras habitaciones. Mientras tanto, Wendy se entretenía dejándome 103 mensajes en el móvil.

"¿Ya llegaron al aeropuerto?" 5:46 am

"¿Ya subieron al avión? Quiero fotosss" 6:05 am

"Seulgi responde ya" 6:20 am

"¿ACASO TENÍAS RAZÓN Y EL AVIÓN CAYÓ AL VACÍO??" 7:05 am

"EN LAS NOTICIAS NO HAY NADA PERO ESTOY PEGADA A LA TV, DAME UNA SEÑAL" 7:46 am

Solté un risita, inevitablemente amaba a Wendy y su gigantesco dramatismo.

"Hey, estoy bien Wen. Luego te cuento que tal el viaje, la pasé horrible pero Irene me ayudó mucho." 9:05 am

"¿Te dio un besito para que se te pasará?" 9:06 am

Uf. Ojalá.

"Jajaj no olvides de sacar fotos." 9:06 am

En cuanto me acercaba a Irene para darle su llave, escuchó que está hablando por teléfono dándome la espalda. Decido darle su espacio, y esperar a que termine, aunque no me pierdo la oportunidad de pegar el oído lo más que pueda.

– Sí, solo tres días Nana, no te preocupes. – ¿Nana? ¿Otra vez? – ¿Cómo está ella? – silencio – Sí.. Se lo deje yo, y el grande es de Joy, seguro pasa por ahí, le dije que fuera. – Joder, ¿Quién es ella? – Sí, sí, voy a llamar dentro de unas horas, es muy temprano todavía. Gracias por todo, Nana. – dice y su tono es suave, muy calmado. Finalmente corta.

Me aseguro de no parecer atenta y me acerco lo más despreocupada posible. Honestamente, quería saberlo todo de ella, pero tenía que superar esta estupidez.

– Gracias – me dice cuando recibe las llaves, y se acercan unos hombres a llevar nuestro equipaje. – ¿Estás mejor? – pregunta, para mi sorpresa –

– Sí – digo, aún con vergüenza – De nuevo, gracias por calmarme.

– No es nada. – dice despreocupadamente. 

Subimos a las habitaciones, en el cuarto piso. El hotel era enorme, y se notaba la gente importante que había con solo verlas caminar. Todos tenían tanta seguridad, incluso Irene, que aunque fuese pequeña tenía una presencia enorme, y yo me sentía muy fuera de lugar al lado de ella. Pero tenía que estar a su altura, era mi trabajo después de todo.

En nuestro camino veo que muchas personas se le quedan mirando a Irene. Estaba en duda de si sabían quien era, la dueña de la gran empresa Bae, o si era por su apariencia , difícil de ignorar.

Le aviso a Irene que la reunión empezaba en cuatro horas, ella se veía algo cansada pero asintió agradeciéndome. Pactamos que iba a tocar su puerta.

La habitación estaba exageradamente limpia. La cama era enorme, y por un momento pensé en la diferencia de la mía, la cual era de una sola plaza aunque bastante cómoda. Por supuesto, no se comparaba con nada a lo que era esta maravilla. 

Cuando deje caer mi cuerpo sobre la cama, sentí mucha paz. Estaba nerviosa por muchas razones, pero el estrés del vuelo me estaba pasando algo de factura. Aún así estaba en otro país y quería recorrerlo, me pregunté cuantas veces Irene había estado allí. Me pregunté qué lugares habría visitado.

La reunión era algo que me comía la cabeza. Luego de mi delicioso baño, maté las horas recorriendo el hotel, el cual parecía no acabar nunca. Me encantaba el diseño dorado, con mucha luz y mucha elegancia. Nunca imaginé estar en un lugar así.

Mientras iba a buscar a Irene, un hombre venía del lado contrario del pasillo. Veo que me mira sin mucha atención, hasta que fija los ojos en los míos.

– ¿Vienes con Irene? – pregunta en coreano, aunque me pareció grosero

– ¿Por qué? – pregunto algo brusca

– Oh, querida, lo siento mucho. – dice simplemente, mientras frunzo el ceño – Ha de ser una pesadilla, ¿no? Entre nosotros, por algo le dicen la Jefa del Infierno.

– ¿Qué?

– No hace falta que seas correcta, ella no está aquí de todas formas. Aunque no te niego que es una belleza, lástima que sea tan ins..

– A ver.. – interrumpo, sintiendo el enojo subirme por todo el cuerpo – Primero, no debes parar a las personas que no conoces de nada para hablar mal de alguien. Segundo, Irene me trata excelente, y tercero, se nota porque gana seguramente el triple que tú, porque sabe lo que es el respeto y no necesita hablar mal de nadie más, menos con desconocidos. Ahora si me disculpas, tengo que ir a..

– Hazme acordar de hablar con su jefe más tarde, Seulgi. – Escuchó la voz de Irene, detrás del chico, quién se puso pálido. Ni siquiera se volteo, y se fue sin poder mirarla. Cobarde.

– Que idiota – digo simplemente

– Sí.. Acostúmbrate, casi todos son así. – me dice mientras camina hacía mi y yo me quedó sin aire. Aún así la miro brevemente, y nos dirigimos a la reunión, en otro edificio.

Irene se veía muy calmada en el auto, mientras nos llevaban. Lucía casi acostumbrada a ese tipo de cosas, me sentí algo mal por ella, además seguía sin entender porque todos la apodaban 'La jefa del Infierno' y porque Joy se extraño cuando le dije que no era malhumorada. 

Era obvio que Irene tenía una personalidad fuerte; no tenía otra opción, supongo. Hacerse cargo de una empresa tan grande y sus franquicias, proveerle trabajo a muchísimas personas (incluyéndome), y siendo tan joven.. Creo que yo explotaría. Honestamente, no sé como hace para no romper la pared de vez en cuando.

Cuando llegamos, Irene me mira. Sus ojos son muy intensos, y siempre se asegura que la estés mirando, que le prestes atención. – ¿Estás nerviosa? – pregunta, con su mirada filosa 

– Un poco – admito, sin poder mentir –

– No dejes que lo vean. – aconseja – Nadie se tiene que dar cuenta que llevas un mes.

– Está bien. – asiento, aunque insegura, pero sin querer fallarle –

– Todo irá bien – me dice, y siento como una de sus manos se apoya en la mía, en señal de apoyo. Era cálida. – No es tan tremendo como parece. – finaliza, y rompe el contacto.

Por poco me desintegro.

Por poco me desintegro

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polos opuestos ; seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora