capítulo veinte: nada de comportamientos indebidos.

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Era un nuevo lunes en la empresa e Irene había citado una reunión con las personas más importantes

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Era un nuevo lunes en la empresa e Irene había citado una reunión con las personas más importantes. El viaje a Japón había rendido sus frutos. La empresa Bae se empezaba a expandir por todo el continente, algo que el padre de Irene, el gran Bae, nunca había podido lograr.

−Es una gran victoria para nuestra empresa poder expandirnos a otros países, sobretodo donde residen grandes negociadores como lo es Japón. − Irene encabezaba la larga mesa, donde los encargados de cada sector de la empresa escuchaban atentamente. Seulgi, ya habiendo servido café a todo el mundo (con el logro de no caerse ni tirar nada, pese a las miradas juguetonas de Joy), se encontraba parada detrás de su jefa. −Pero una gran victoria conlleva un gran sacrificio. Estos meses van a ser complicados con la apertura de la empresa en Japón. Vamos a tener que estar de aquí para allá. Recursos humanos tiene que hacerse cargo del nuevo personal japonés, necesitamos las mejores personas trabajando en nuestro entorno. − Todos asentían, en silencio. −Este fin de semana, nuestros inversores harán una fiesta de negocios. Es algo muy elegante, y hay muchísimas personas importantes. Tenemos que dar una buena impresión, podemos atraer a más inversores, cerrar más tratos, acceder a más países. − Irene se mordía el labio, tratando de que no se notase su emoción. Pero sus ojos brillantes la delataban. −Prepárense para viajar este fin de semana. También vamos a pasarnos por el nuevo edificio. Que por cierto, no está listo para la inauguración.

−Considero que es una ventaja, − Sunmi habla al instante, la encargada del área de marketing y a quién Seulgi encuentra muy agradable −el tener la fiesta antes de la inauguración, si damos una buena impresión, llamaremos más la atención para lograr llegar a más personas al momento de la apertura. −Todos asienten.

−Concuerdo. − Irene asiente −Y nada de comportamientos indebidos. − dirige la mirada hacía Joy, quien alza las cejas con aire inocente.

Todos se levantan para comenzar el nuevo día de trabajo. Seulgi iba por su tercer mes, pero se había acostumbrado bien, a excepción del pequeño (gran) detalle, que cada vez que estaba con Irene a solas parecía haber un gran elefante en la habitación de la que ninguna de las dos iba a hablar. No había noticias ni de Xiumin, ni de nadie del núcleo familiar de su jefa. Y ella no dejaba de pensar en la puerta rosada con un colgante «Jihan» ¿Será la niña de las fotos? ¿Y por qué nunca se le había hecho mención alguna?

−¿Vamos a la cafetería hoy? − Joy, como siempre, se colaba en la oficina y tomaba asiento como si fuese suya. −Tengo ganas de ver a tu amiguita.

−Ya. − Seulgi ríe −Oí que va a hacer cheescake hoy.

−Mmm, mi favorito. − Joy empieza a dar vueltas en la silla de Seulgi. −¿Tienes ropa para la fiesta?

Seulgi aparta la mirada. −No realmente. Suena muy elegante, no es mi estilo.

−Eso lo sé, por eso mismo y como soy prácticamente la mejor persona del planeta, te voy a vestir.

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