capítulo cuatro: joy.

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Nota: ¡Hola! Primero quiero pedir perdón por no especificar mucho sobre la Empresa Bae. Tengo alguna que otra idea de como funcionan las empresas, pero casi siempre me respaldo con una rápida búsqueda de Google. Mi punto es: no se desesperen si hablo de temas empresariales y parece que no sé lo que estoy poniendo. Claramente, no tengo idea de lo que estoy poniendo, pero es ficción simplemente, así que tengan eso en mente, gracias por leer <3. Hoy les dejo un capítulo más largo de lo planeado, espero que lo disfruten u3u.



 Hoy les dejo un capítulo más largo de lo planeado, espero que lo disfruten u3u

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pov Seulgi.

Era domingo, y Wendy me había hecho unos deliciosos muffins de chocolate (mi preferido). Seguía nevando muchísimo, pero no me podía quejar en mi acogedor piso. La cafetería de Wendy y su familia quedaba solo a una manzana de aquí, por lo que no era problema para ella. En cambio para mí, era algo muy diferente.

– ¿Cómo vas a hacer para ir mañana? No creo que pasen los buses, dicen que estará peor que hoy. – me comenta Wendy, mientras tomábamos un rico chocolate caliente –

– Pues no lo sé, ¿Un taxi? O puedo pedir un Uber.

– Ya.. Deberías llamar a tu jefa, para pedirle que te alcance. – dice guiñándome el ojo, pero haciéndome recordar –

– Oh, el viernes que empezó a nevar, en realidad me estaba llamando, pero sabes que no saco el celular en la calle. Estaba dispuesta a pasar a buscarme.

– Es la oportunidad de oro para Seulgay.

– Ya para. – dije riéndome – Estás loca Wen, tienes eso en la cabeza todavía porque no la conoces.

– Sé que me pierdo de mucho, pero me alcanza que vengas toda babeada como para darme una idea. – seguía burlándose de mí –

– Le hablé de ti, el otro día. Me mandó a hacer crema para el café, me halagó así que le comenté que mi compañero de piso tenía una cafetería.

– Vaya, así que se van haciendo cercanas – alza las cejas, lo que me lleva a golpearla suavemente en el hombro –

– No es así, se me escapó. Ya sabemos como soy, más transparente que un vidrio. – dije dándole un sorbo al chocolate – Pero lo peor no fue eso. A la vuelta que me trajo a casa, le dije que me costaba horrores vestirme bien.

– Seulgi – dice mientras se ríe a carcajadas – Dios, ¿Cómo le vas a decir eso a tu jefa?

– Ya sé, ya sé, ya sé, soy una idiota. – dije mientras cerraba los ojos recordando ese vergonzoso momento – Aunque no pareció importarle, hasta se río.

– Bueno, es educada. – dijo mientras alzaba los hombros – ¿Y el trabajo? ¿Se te da bien?

– La verdad es que sí. Aprendí a usar los programas, y si algo tengo que agradecerle a mis padres, es el curso de inglés al que tanto odiaba ir.

polos opuestos ; seulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora