capítulo veintinueve: yo con chicas nada.

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Cuando Seulgi llegó a la oficina, era demasiado temprano

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Cuando Seulgi llegó a la oficina, era demasiado temprano. Dudaba incluso que hubiese alguien más además del amable guardia, a quién saludo con un dulce gesto. Se había apresurado sin poder evitarlo, se sentía casi una niña de las ansías que tenía.

Sin embargo, fue un poco extraño cuando su jefa apareció unos minutos después, con una joven de pelo rosado a su lado. Seulgi entrecerró los ojos, muy confundida.

Al parecer ambas venían discutiendo algo. A Seulgi se le olvidó respirar por un momento, Irene lucía más hermosa que nunca.. Aunque eso se dijese cada vez que la veía. Se sentía realmente como una adolescente. Pero recuperó la compostura, y si no, siempre podía culpar a la fiebre de ayer.

−Hola. − Seulgi saludó, pidiendo la atención de Irene. Ni siquiera indagó en la persona a su lado cuando Irene clavó sus profundos ojos en ella.

−¿Cómo te sientes? − Irene ignoró a su hermana y se acercó a su secretaria, sin poder dejar de mirarla. Era tan extraño lo que sucedía entre ellas que no se dio cuenta de cómo podían verlo los demás.

−Muy bien, de verdad, diez de diez, perfecta, como nueva. − Seulgi volvía a hablar demasiado, pero Irene solo la miraba embobada. Una carcajada de Yeri interrumpió el ambiente.

−Soy Yeri, la hermana de Irene, ¿Tú eres la secretaria? − preguntó, extremadamente curiosa acerca de esa interacción. Irene casi se había olvidado que su hermana estaba ahí.

−Sí.. Mucho gusto Yeri, soy Seulgi. − se presenta y vuelve a mirar a Irene. −No sabía que tenías una hermana.

−Ya veo. − Yerim se mordió el labio, mirándola atentamente. ¿La jefa y la secretaria? Un poco cliché, pero era algo nuevo de parte de su hermana.

−Ella solo viene por unas horas, en un rato se va. − Irene avisa, y Yeri la mira molesta, como si estuviese hablando de un perro. −Tengo que encontrarle profesores para que estudie en casa.

−Oh. − Seulgi asiente, mientras mira sus manos con solamente dos cafés. −Tomen. − Ofrece ambos cafés.

−A Yeri no le gusta el café, puedes quedártelo. − Irene se adelanta y su hermana la mira con el ceño fruncido. −Gracias Seulgi. − Acepta el café, mientras la mira sonriente. Seulgi trata de no ruborizarse pero no lo pudo evitar.

Cuando ambas hermanas abandonan la entrada y entran a la oficina de Irene, Yeri está lista para atacar. −Yo amo el café Bae Joohyun, no puedo creer que hayas preferido dárselo a ella antes que a mí, ¿Qué carajos?

−No maldigas. − Irene dice simplemente con una sonrisa, con un cambio de humor repentino. Tomando asiento mientras colgaba el saco en el respaldar de su silla y encendía el computador. Yeri ataba los cabos con rapidez. −Además solo estarás aquí una hora, luego te puedes pasar por cualquier cafetería.

−Así que.. ¿Ustedes están follando? − suelta sin tapujos, haciendo a Irene sacudir y abrir grandes los ojos.

−¿Qué dices Yerim? − casi se le sale un grito. No supo muy bien si por enojo o por vergüenza.

−¿Qué? Parecía que ustedes necesitaban una habitación con urgencia. Me sentí tremendamente asqueada pero a la vez.. ¿Tú? ¿Con chicas? Eso es nuevo.

−Yo con chicas nada. − Irene negaba y casi le temblaban las manos. La verdad es que no había tenido tiempo de cuestionarse esa parte de ella. −Seulgi es solo mi secretaria y ayer estaba enferma, y solo quería saber si se sentía mejor. No hay nada más que eso.

−Me habré equivocado entonces. − Yeri parecía ceder, pero solo para la tranquilidad de su hermana. Era joven, pero ninguna tonta.

−Ahora.. ¿Qué tal matemáticas en inglés aparte de la normal? A mi me sirvió mucho en el instituto. − La joven rodaba los ojos. No había nada que le interesase menos que la escuela.

Luego de unas eternas dos horas, Yerim sale de la oficina, anotada a todas sus clases (e incluso más). Por lo general evitaba completamente sus tareas, pero sabía que vivir con su hermana conllevaba vivir bajo sus reglas. Y no pensaba desobedecerla. Por más rebelde que fuese Yeri, sabía bien su lugar.. Y sobretodo sabía como era su hermana furiosa. ¿Una Irene enojada? No gracias, no era algo con lo que ella quisiese lidiar.

Sin embargo, eso no detenía su curiosidad. Así que apenas dejó la oficina de su hermana, divisó en un costado a la linda Seulgi, muy concentrada en la pantalla. −Adiós Seulgi, nos vemos pronto. − Dijo Yeri, en medio del silencio. La mayor se sobresaltó un poco.

−Adiós Yeri. − Seulgi volcá su atención en la más joven, y notó que la miraba entre pícara y curiosa. Se sintió algo intimidada.

Saliendo del edificio, se chocó con Joy. Obviamente, la más alta llegaba a la hora que quería. −Buen día mocosa, se nota que estás viviendo con Irene, nunca en tu vida te habrás levantado tan temprano. − Joy ataca filosa mientras suelta una risa.

−Siempre tan amable Joy. − Yeri acotó, y la detuvo cuando se iba a ir. −Espera.. Tengo una pregunta un poco... rara.

−Dispara. − Joy no tenía problemas en llegar una hora más tarde de lo ya previamente tarde que estaba llegando.

−Irene.. lesbiana.. chicas.. secretaria.. Seulgi.. ¿Estoy alucinando y lo que vi fue una fabricación de mi cabeza o realmente están juntas? − Ahora sí que Joy la miraba con seriedad, con toda su atención.

−¿Por qué lo dices? ¿Qué viste?

−Llegamos, Seulgi parece ser puntual. La esperaba con un café y todo. Cuando se vieron pensé que debía esfumarme y dejar que se revolcarán sobre el escritorio. Un asco. Con las miradas se habrán hecho el kamasutra desde la A hasta la Z.

−Bueno, se gusten o no, no pueden estar juntas. Ya sabes por qué.

−No es como si él fuese a contar Joy. − Yeri rueda los ojos –Ni siquiera se ven, ni siquiera viven juntos, y sabes que tuvieron que..

−No importa el por qué. − Joy la interrumpe. −Tú no conoces a Seulgi, ella es una muy buena chica, e Irene debe ser honesta con ella. Y eso no ocurrirá, porque sabes como es tu hermana. Jamás le dirá lo que Seulgi necesita saber. Además a tu hermana no le gustan las chicas.. creo.

−Irene también merece ser feliz, Joy.

−¿Aunque sea a costa de mentiras? − Joy alza las cejas, y se cruza de brazos. Yeri no responde. −Mucha gente va a salir lastimada si Irene no es honesta con ella.

−Ni siquiera sabemos si están juntas. − Yeri acota, y Joy asiente, dándole la razón.

−No lo sé mocosa.. Aunque se ven bien juntas, ¿No? En otras circunstancias, serían la pareja perfecta. Son diferentes, pero se complementan. − Yeri asiente. −Cambiando de tema.. ¿Cómo está la pequeña? Quizá hoy me pasé a verla.

−Muy bien. − a Yeri se le ilumina el rostro cuando recuerda a su sobrina. −Creo que solo me gusta estar aquí por ella. Además ya me dijo que soy su tía favorita.

−Una mocosa como tú no puede ser su tía favorita. − Joy se sintió tremendamente traicionada, pensando en qué regalo caro le podía llevar esta vez. −Va a volver a mi bando, ya verás.

 −Va a volver a mi bando, ya verás

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