Kristiāns se mantiene a un lado con la mirada apartada. Por alguna extraña razón, sentía que sobraba.
—¿Estás satisfecho?
Dievs observa a Ethan con detenimiento y con el ceño ligeramente arrugado. El pelinegro había comido muy poco y por más que insistió, no logro que siguiera.
Ethan asiente con su cabeza gacha, incapaz de ver a su Alfa sin llorar.
Su hijo seguía durmiendo y acariciaba con suma delicadeza su carita. Dievs, al ver esto, no contiene sus dudas.
—Es tu hijo, ¿verdad?—
Mueve su mano y la coloca sobre la del menor, el calor recorre el cuerpo de Ethan y tiembla ligeramente. Asiente deprisa, sin poder reclamar, su voz se había ido y un nudo se formó en su garganta.
—Es muy bonito, al igual que tú.— sonríe y sus ojos brillan.—Te llenará de palabras dulces.
Las palabras del moreno inundan la mente de Ethan, logrando que su corazón se estruja con dolor.
"¿Acaso Dievs no siente que le hace daño?"
"¿Tan poco poder tiene su lazo?"—¿Soy sólo otro más?
¿No soy especial para tí?Dievs, confundido, niega casi con espanto.
Muchos Omegas le han hecho esa pregunta y ya tenía armada la respuesta, pero por alguna razón sentía que si la decía, el joven frente suyo se llenaría de tristeza.
—Alfa, ¿no sientes nada?— pregunta y por primera vez, mira directamente aquellos relucientes ojos.
Dievs devuelve la mirada, pero la aparta después de un momento.
—Aquí... Tú, ¿lo olvidaste?— presiona su propio pecho y baja la cabeza.Dievs también toca su pecho y mira hacia el cielo.
Claro que lo sentía, cada vez que mira al Omega, nostalgia y amor se instalan en su pecho.
Quería abrazarlo, besarlo, ocultarlo de todos y no dejar que nadie se le acerque. Pero no podía hacer eso, porque también quería que todos lo vieran y supieran que era suyo, quería llevarlo a conocer lugares que nadie a visitado.
No entendía, no podía percibir su aroma, sin embargo, en su mente ya está grabado y podía olerlo aunque no estuviera presente.
¿Cómo podía ser posible?
Ni siquiera sabía el nombre del Omega.Dievs gruñe y se levanta, agarrando con una mano su cabeza.
—¿Dievs?— Ethan lo mira con preocupación y con cuidado se levanta, tratando de agarrar su brazo.
—No, no me toques.— Dievs se aparta, sin mirar al Omega. Quiso usar su voz de mando, pero no pudo, al igual que no pudo decir aquello de mala manera. Su voz salió suave, incapaz de gritarle a ese niño.
—No me siento bien, Ome... uhm.——Ethan, mi nombre es Ethan.
Dievs frunce aún más el ceño y siente más punzadas en su cabeza.
—Mi cabeza duele y no puedo evitar tratarte con suavidad, ¿por qué?— Dievs se gira y sostiene los brazos de Ethan.
—No puedo siquiera ejercer fuerza, algo me lo impide. Quiero irme, pero no quiero dejarte solo.— cae de rodillas, sosteniéndose de la cintura del menor.
—¿Qué sucede?— la frustración se puede notar en su tono.—Alfa.— las lágrimas comienzan a caer por el rostro de Ethan.
—No puedo hacerlo, no pude tratarte igual. Cada vez que siento tu calor, quiero más y más, ¿qué haz hecho?
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Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·
Fantasy2do. Libro de la saga "Destino" ----------------- Oliver y Dievs quedan devastados por la muerte de Ethan. El Alfa se encuentra sumergido en la tristeza y desolación, sin percatarse de los cambios que ocasiona en el mundo. La inesperada visita de un...