Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Cᴀᴛᴏʀᴄᴇ.

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Dos figuras pueden verse en la amplia zona cubierta de nieve. Una de ellas, trata lo más posible de calmar a la otra desde hace unos minutos.

~Dievs no va a lastimarte.

~Lo sé, pero eso no quita el miedo que tengo al dolor.~ Ethan entierra su rostro entre sus patas.

Su ciclo de celo se acerca y con Dievs decidieron dejar a Oliver con los lobos, ya que el niño quería al lobo Omega.

Lían le contó como pasó su celo con Neithan y lo describió con una sola palabra: "desastroso". Neithan no estaba en sus sentidos cuando ocurrió y cuando despertó al día siguiente, Lían lo encontró llorando por lo que le había hecho.

~Te preocupa la marca,
¿verdad?~ pregunta el Omega.

El lince asiente e inhala una gran cantidad de aire.
~No me importa cuan doloroso puede ser sí es Dievs quien lo hace.~ dice con decisión.

Ethan tiene cierto temor a la marca y al nudo de un Alfa. Ya que, cuando aquel hombre abuso de él, pudo sentir como el pene de éste crecía hasta el punto en que era difícil soportarlo, pero lo que más le impactó fue que, el Alfa, forzó su salida y al mismo tiempo fue mordido en la base de su nuca.

Aunque la marca desapareció al día siguiente, aquel hecho perdura en su mente.

Aunque la marca desapareció al día siguiente, aquel hecho perdura en su mente

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—¿Tienes miedo?

Dievs sostiene con delicadeza a su Omega, cargandolo hasta la orilla de una hermosa laguna.

El pelinegro asiente nervioso y juega con sus manos mientras observa aquel mágico lugar. Se encontraban donde había recibido su corona.

El Omega tenía razón, aquel lugar de noche se veía magnífico y tuvo la suerte de ser el primero y único en contemplarlo.

La cascada se mostraba imponente, el agua caía con suavidad creando un pacífico y nostálgico ambiente. La vegetación se movía al ritmo de una tranquila brisa. Todo el lugar era iluminado por la enorme luna llena que se refleja en medio de la laguna, donde hermosos lotos azules danzan al compás del agua.

—No tienes que temer, jamás te haría daño.— susurra el Alfa.

A medida que se adentra a la laguna, va quitando las prendas de ropa de Ethan hasta dejarlo completamente desnudo.

—¿Dievs?—
El Omega se remueve inquieto y su piel se eriza al hacer contacto con la cálida agua.

—Este lugar es especial para mí, siempre venía aquí para calmar mi mente. Nadie sabe de él, ni tiene permitido acercarse.— explica llegando hasta el centro de la laguna.
—Pero después de conocerte, lo modifiqué por completo.

Una gran roca sobresale apenas, creando un simple y pequeño asiento dónde el Alfa deja al tenso Ethan. Dievs se posiciona entre sus piernas, dejando sus manos apoyadas en la roca. Su ropa ya está más que empapada, pero el Alfa sólo le presta atención.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora