Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Cɪɴᴄᴏ.

Oliver siguió su camino sin parar hasta quedar frente a una casa.

Su pequeño hogar.

La respiración del niño es agitada y sus patitas dolían, aun así, un reconfortante calorcito se instala en su pecho.
La nostalgia de ver una vez más aquel lugar donde vivió con su mami, logra que lágrimas se acumulen en sus ojos.

Se queda allí, acostado en el piso, hasta que un asustado Omega y un preocupado Alfa se acercan a gran velocidad.

—Oliver.— Lían se agacha y lo toma en brazos con lágrimas en sus ojos.
Neithan comienza a revisarlo y nota las heridas bajo sus patitas.
—¿Qué sucede, cachorro?
Neithan cambia y habla con él.— pide desesperado el Omega.

El Alfa obedece y cambia a su forma de lobo, Lían se arrodilla y mece con suavidad al niño.
~Cachorro, ¿por qué corriste hasta aquí?~ pregunta con suavidad el mayor.

~Casa... Hogar de mami y Oli.~ dice entre pequeños sollozos.

~¿Aquí vivías?~ gira su cabeza para mirar la casa y al verla con detenimiento arruga un poco su frente.

Oliver asiente y el lobo mira a su compañero, haciendo una seña para que lo siguiera. Camina hasta la puerta de entrada y espera a que Lían esté a su lado.

—Nei, ¿qué haces?
¿Qué dijo el cachorro?

El Alfa vuelve a cambiar e ingresa a la casa. La puerta no estaba cerrada.

—Aquí vivían, Lían. Este es su hogar.— explica tomando la mano del Omega.

Lían abre su boca sorprendido y se deja guiar, observando cada rincón con curiosidad.
—Es como si hubiese pasado un huracán.— susurra, arrugando su nariz.

El Alfa asiente de acuerdo.

El lugar era un desastre, el aroma a tristeza y rabia estaban impregnados en cada rincón. Los muebles están tirados en el piso y el pequeño sofá tenía algunos rasguños, al igual que las paredes.

Oliver salta de los brazos del Omega y con dificultad camina hasta llegar a una de la habitaciones. Lían lo sigue y su cuerpo queda estático al ver el interior de aquel lugar.

—Alfa.—llama y Neithan se apresura a estar a su lado.

Así, los tres observan muy sorprendidos como la habitación se encuentra peor que la sala.
La cama está destrozada, el colchón junto a las sábanas están rasgadas y los trozos se encuentran esparcidos por todo el lugar.

La ventana está rota y en las paredes profundos arañazos se podían ver.

Lían carga de nuevo a Oliver y se oculta tras su Alfa, el aroma es más fuerte allí a pesar del aire que entra por el roto cristal.
—¿Qu-qué sucedió?

Neithan avanza tomando con suavidad la mano más pequeña.
—Dievs. Él lo hizo.— afirma llegando a una esquina de la habitación.

—Pero, ¿por qué?— Lían asoma su cabeza y jadea asustado.
—Oh no.— susurra.

Lo que parecía ser el nido de Ethan, está más que destrozado. Las mantas, cubiertas de lodo seco, están rotas al igual que las almohadas, y la fina tela que lo cubría, también está cubierta de lodo y sangre.

—Neithan, eso es-es sangre.— murmura Lían y el Alfa asiente arrastrándolo lejos de allí.

Oliver se remueve inquieto y el Omega lo sostiene con más fuerza.

Cuando están a punto de salir de la habitación, un pequeño brillo llama la atención del Omega.
Suelta la mano de su pareja y se acerca a una pila de ropa, toda de Ethan. Mueve algunas prendas y encuentra un hermoso collar junto a una deslumbrante rosa azul.