Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Sᴇɪs.

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En la cima de un pequeño risco, el pensativo Omega observa el océano. Su mente es un caos, no puede recordar lo sucedido y cada vez que lo intenta, su cabeza duele a tal grado de desmayarse.

—Ethan, ven cariño.— pide la anciana.

El pelinegro obedece y toma la mano de la mujer.

—No sabemos porque te trajo aquí esa Omega. Sólo nos dijo: "lo dejo bajo su protección, su Alfa no tardará en buscarlo".
Pasaron los meses, nadie vino y tú no despertaste.

Ethan mira el suelo, buscando las respuestas en su mente.
"Yo no tengo Alfa, ¿a que se refiere?"

—No recuerdo bien y no sé de quien me habla. Sentí a mi bebé llamándome y... Por eso...— su voz va bajando hasta convertirse en balbuceos.

La otra anciana aparece y juntos se adentran a la pequeña e improvisada choza.



La otra anciana aparece y juntos se adentran a la pequeña e improvisada choza

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—Nei, ¿dónde iremos?— pregunto por tercera vez.

Salimos de la casa del Omega y nos adentramos al bosque más cercano. Llevamos mucho caminando y no hemos visto a nadie.

—No lo sé.— resopla con frustración.
—No hay nadie.
¿A donde habrán ido?

Oliver sigue dormido aferrado a una prenda de Ethan. Sin él no sabemos donde ir, pero no podemos exigirle mucho.


Neithan dijo que, probablemente, todas las especies ya estén enteradas de lo sucedido y estarán alerta ante cualquier noticia.

Nadie a dicho algo.

—Lían, ¡cuidado!

Siento un jalón y los brazos de Neithan sostenerme con fuerza. A los segundos se escucha el ruido de un árbol golpear con dureza el suelo.

—¿Qu-qué sucedió?— mi voz tiembla y llevo una mano a mi vientre.

El suelo comienza a moverse y caemos al suelo.

Mi Alfa sostiene con un brazo al cachorro y con el otro me rodea del cuello.
—Tranquilo, sólo es un momento.— susurra con suavidad.
—Por eso no hay nadie.— murmura.

Oculto mi rostro en su pecho y cierro mis ojos.
—Ne-Neithan...

—Shhh... Tranquilo, ya pasó.— dice y besa mi frente mientras acaricia mi cuello, donde tengo su marca.

Todo movimiento alrededor nuestro cesa, levanto la mirada y lo observo con duda.

Suspira aliviado.
—¿Estás bien?— pregunta y asiento.
—Desde hace un tiempo, en algunas zonas los temblores son frecuentes, algunos de menor magnitud, pero otros son intensos.— explica con preocupación.
—Por esa razón no quería que vinieras. No son sólo temblores, las lluvias en algunos sectores no ha parado desde el incidente del Omega, el océano está muy agitado y algunos volcanes están apunto de activarse.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora