Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Dɪᴇᴄɪsᴇ́ɪs. Lɪ́ᴀɴ ʏ Nᴇɪᴛʜᴀɴ.

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~¿Qué vamos a hacer? Ya han pasado vários días.~ Liliana se inclina hacia un lado tratando de ver los ojos de su Alfa.

Leonardo no responde, sólo observa el bosque con detenimiento. Sus ojos se encontraban opacos y tristes.
~Alfa, por favor escúchame, Lían se encuentra bien y sólo...

~Lo sé.~ interrumpe con suavidad, se levanta y se aleja a paso lento.

Su estado de ánimo era peor al de su pareja, Liliana sabía ocultar su dolor para mostrarse fuerte frente a su Alfa, pero él no podía. Se recriminaba el no haber podido proteger a su pequeño e inocente niño, el haber dejado que se lo llevarán con tanta facilidad.

Y lo intentó, el Alfa fue a buscar a su hijo a penas el sol se asomó, siguió su aroma y llegó a una gran casa, pero allí fue recibido con golpes y algunas balas.

No quiso arriesgar a su manada, por lo que siguió intentando solo. Volviendo con heridas y mucho sufrimiento.

~Perdona a papá, Lían.~ susurra con lágrimas descendiendo de sus oscuros ojos.

Su pecho arde y voltea a ver a su Omega.
Ella quiere mostrarse segura para tranquilizar un poco a su Alfa, pero sus emociones la traicionan, desmoronándose entre sollozos y pedidos hacia su Alfa.

~Lo siento, por favor perdóname...~ Leonardo se acerca apresurado y rodea a la Omega, apoyando su frente contra la otra.

~ Leonardo se acerca apresurado y rodea a la Omega, apoyando su frente contra la otra

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En una pequeña cama, un hermoso joven se encuentra durmiendo. Su rostro se retorcía con dolor y sus manos apretaban con fuerza las mantas.

A su lado, Neithan trata de calmarlo.
—Tranquilo, Omega, pronto pasará.— susurra sosteniendo con fuerza las manos más pequeñas.

Lían remueve su cuerpo hasta que sus ojos se abren abruptamente y se dirigen hacia el Alfa. Confundido, mira a su alrededor y los recuerdos de aquella noche pasan por su mente.

Sus manos tiemblan y las retira con brusquedad.

—No... No te acerques.— dice arrinconado en una esquina de la cama.
Su expresión cambia de asombro a temor en cuanto siente dolor en su cuerpo.
—No, es-esto no puede ser.

Su mente se llena de los sonidos de disparos y el grito de su padre, llamándolo.
Sus ojos se llenan de lágrimas y el llanto no tarda en aparecer.

—Omega...— Neithan trata de acercarse, pero Lían cubre su cuerpo con la manta, sollozando.
—Yo... Yo lo lamento, no era mi intención que se saliera de control, yo no quería esto.— Neithan cubre su rostro con ambas manos.

Lían levanta la cabeza observándolo con tristeza. Vuelve a mirar a su alrededor, la habitación no era muy grande y lo único que la adornaba era la cama y un pequeño armario.
Baja su mirada y levanta ligeramente la manta, su cuerpo pálido se encontraba lleno de moretones y marcas de mordidas, mayormente en la zona de sus muslos.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora