Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Tʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ Dᴏs.

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Denis mira bastante sorprendido y asustado al oscuro felino. Dievs estaba desorientado y su aroma era bastante pesado.

—Di-Dievs.— Kristiāns es el primero en hablar y tiene que aclarar su voz al hacerlo.
Mira con mucha precaución al Alfa, retrocediendo de manera lenta hasta estar al lado de Denis. Amaris apenas vió el estado de Dievs había corrido para instalarse detrás del Omega.

Tanto el moreno como la beta sabían que Dievs no atacaría al rubio.

~¿Qué hacen aquí?~ pregunta dando unos pasos en su dirección, ignorando por completo al pequeño lobo blanco.

Los tres abren sus ojos bastante grandes por la sorpresa y Amaris golpea ligeramente el brazo de Kristiāns.

—¿Qué hiciste?

Kristiāns se queda callado por un momento y de repente se golpea la frente con bastante fuerza.
—Metí la pata hasta el fondo.— responde al recordar.
—Borré por accidente la memoria de Dievs y se la estaba devolviendo, pero apareciste tú y me distraje.— suspira.
—Llegué hasta la parte donde lo encuentran los humanos y... ¡Mierda, lo arruiné de nuevo!¡Ethan, definitivamente, va a matarme!— agarra su cabello y lo tira con desesperación.

~¿Qué hago aquí?~ Dievs mira a su alrededor, confundido. Había algo raro en su comportamiento y tanto Kristiāns como Amaris lo notaron.

A pesar de que habla de manera tranquila, los ojos del Alfa están opacos y su voz se escucha monótona, sin ninguna emoción, y eso sólo logra inquietar más al moreno.

—Dievs.— susurra Denis, sin notar aquel cambio. Estaba preocupado por el niño que llora en silencio, reprimiendo sus sollozos. Intenta levantarse, pero sus piernas fallan.

~¿Por qué no responden?~ debían admitirlo, aquel tono daba miedo.
~¿Qué hago aquí?
Recuerdo que unos humanos me sacaron del hielo.~ baja la cabeza.
~No puedo sentir a Gala, ¿qué mierda está pasando?~ levanta la mirada y los observa fijamente, asustando más a los otros.

—Escucha, Dievs.— el moreno se aclara la garganta y desvía la mirada.
—Lo que sucedió fue que...

—Nosotros te fuimos a buscar.— Amaris lo interrumpe y se posiciona frente a los dos hombres.
—Te sacamos de allí y te trajimos aquí para que pudieras estar tranquilo.

Kristiāns la mira con enojo y Denis con decepción.

—Amaris, dí la verdad.— susurra el Omega.

La beta gira su cuerpo y también susurra.
—No lo entienden, esta podría ser nuestra oportunidad. Él está confundido, no recuerda nada, ni siquiera al Omega.— coloca sus manos en su cintura.
—Podemos comenzar de nuevo con él, Denis, ya no nos tendrá rencor, no intentará hacerme daño o, ¿eso es lo que quieres?¿Verme lastimada y sangrando?—
Horrorizado, Denis niega varias veces.
—Y tú, Kristiāns, esta es tu oportunidad de saber que ocurrió con él, tenías curiosidad sobre ello y allí tienes al niño. Si revisas sus recuerdos y los de Ethan, sabrás toda la verdad.

—Pero Ethan, él...

—Dievs no los recuerda, su protección debe haber desaparecido. Sólo será unos segundos, revisa y descubrirás porque Dievs quedó así.— señala al Alfa.

Éste al notar que no tenían intención de seguir respondiendo, se había acercado al borde del océano, observando con detenimiento la cristalina agua.

Su figura desborda soledad y su aroma había sido oculto. Aún así, desprendía un aura llena de nostalgia, como si extrañara a alguien, sin saber a quién.

El moreno aprieta sus labios, analizando las palabras de Amaris.
—Podría ver los recuerdos de ambos y luego devolver el resto de memoria a Dievs.— susurra mirando al tembloroso lobo.
—Será rápido.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora