Exᴛʀᴀ﹕ Eʟ ʀᴇᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ ᴅᴇ Eᴛʜᴀɴ ᴄᴏɴ sᴜ ᴍᴀᴅʀᴇ.

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—No estoy seguro, Alfa.

Ethan se mantiene oculto tras Dievs y desde allí mira al Omega peliblanco.

—Ella realmente se veía devastada por tu ausencia.— Lían intenta acercarse, pero Ethan usa al Alfa como escudo.
—No te estoy obligando a ir, sólo creí que te gustaría ver a tu mamá.— baja su cabeza sintiéndose culpable.
—Ella te extraña, pude sentirlo. Tiene mucho que contarte.

Lían le había estado insistiendo en ir a ver a sus padres desde que todo volvió a la normalidad. El Omega de ojos bicolor se negó en cada momento e ignoraba al otro, pero ese día, Lían le había mostrado el recuerdo a su Alfa y éste se lo pasó él.

Luego de cuatro años pudo ver el rostro de sus padre y sólo quería llorar al ver a su madre sufriendo, después de todo, ella estuvo siempre a su lado cuando era niño.

Sin embargo, ella no hizo nada cuando se lo llevaron.

Dievs no estaba de acuerdo, él no quería que su pareja viera a las personas que lo dejaron solo, los que decidieron abandonarlo. Pero la última palabra la tenía Ethan y no podía interferir en sus deseos.

—No importa lo que decidas, precioso, sabes que estaré a tu lado siempre.— Dievs abraza su cintura dejándolo delante suyo.
—Lían no miente, ella está muy triste.

Lían asiente varias veces, estando de acuerdo con las palabras del Alfa. Ethan encoge sus hombros y asiente despacito.

—¿Quieres ir ahora?

Ethan vuelve a asentir y juega con las manos de Alfa, nervioso ante lo que podía suceder.
Vería a su madre después de mucho tiempo.
¿Qué le diría?
¿Estará feliz por verlo?

—Suerte, Ethan. Puedes dejarme a Oliver.— le da un gran abrazo y mira al Alfa.
—Cuídalo.— ordena con su rostro serio y Dievs sólo sonríe.

—Lían, ¿estás seguro de lo que viste?— pregunta temeroso, devolviendo el abrazo.

Ambos se habían vuelto muy cercanos.

—Por supuesto. Si resulta todo lo contrario puedes venir y golpearme.— lo dice en un tono serio e Ethan ríe al ver como guiña su ojo izquierdo.

El pelinegro decide llevar también a Oliver y ambos se despiden de Lían.

—Bien, vamos.— Dievs agarra a su pareja e hijo y desaparecen de allí.

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—Mejor otro día.— Ethan voltea su cuerpo con clara intención de correr.

Dievs lo detiene y Oliver se aferra a la pierna del Alfa.
—Ya estamos aquí, precioso. Nada malo va a suceder.—

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Suspirando y tomando coraje, Ethan camina hasta la puerta de la casa seguido de cerca por su Alfa e hijo.

Los recuerdos de aquel día aparecen en su mente en cuanto levanta la mano para golpear la puerta. Aprieta el puño con fuerza y su labio inferior tiembla, anticipando su llanto.

Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora