Dᴇsᴛɪɴᴏ. ·Segunda Parte·

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Sɪᴇᴛᴇ.

—Está-tá helada.—
Mis labios tiemblan y trepo lo más que puedo. Estoy sobre la espalda de Neithan, con Oliver en mis brazos.

—Sólo la punta de tus pies tocaron el agua.— dice burlándose, su cuerpo tiembla y se tensa con cada paso.

Al parecer hubo una inundación por las constantes lluvias. El clima no ayuda en nada, el viento sopla una fría brisa y el sol se niega a aparecer. El agua del arroyo está helada y Neithan insistió para que subiera sobre él junto a Oliver, así evitar mojarnos.

Debe tener sus piernas entumecidas.

—Cambia, Neithan. Tienes que entrar en calor.

Él nos deja sobre el suelo y asiente, cambiando a su forma de lobo, acurrucándose a mi lado.
Su cuerpo tiembla más, acaricio su cabeza y orejas, dejando suaves besos sobre ellas. Se relaja un poco y suspira profundamente.

—¿Estás bien?.

Asiente de nuevo con sus ojos cerrados, pero el temblor en su cuerpo no desaparece. Cambio a mi forma de lobo para darle más calor y me acuesto a su lado, apoyando mi cabeza sobre la suya.

Oliver se encuentra recostado contra la mochila, debe estar muy cansado. No hemos dormido bien estos días, la temperatura bajó de golpe y las especies decidieron huir, dificultando nuestra caza. No nos está yendo muy bien, no sabemos nada de Ethan y mi Alfa quiere volver a nuestro territorio, pero Oliver se niega rotundamente.

No estamos a salvo, en cualquier momento todo colapsará y no tendremos oportunidad de salir a tiempo.

~¿Por qué lloras, Omega?~ pregunta con suavidad.

Estoy muy sensible.

~No quiero morir. Quiero encontrar a Ethan y que todo vuelva ser como era.~ digo entrecortado por culpa de los sollozos.

El cielo suena ruidosamente, el agua no tardará en caer de nuevo.

Ya no quiero seguir. Mi mente se llena de preguntas y posibles escenarios, nada bonito. La inseguridad me ataca y no puedo evitar pensar negativamente.

Siento su lengua secar mis lágrimas y su cuerpo acercarse más.
~Estaremos bien, cariño. No podemos rendirnos, ya llegamos hasta aquí. Lo encontraremos.~ Neithan trata de tranquilizarme, pero no lo logra.
~El cachorro está con nosotros, y aunque suene horrible, Dievs no dejará que nada malo le suceda. Lían, estaremos bien.

~No digas eso, Neithan.~ susurro.
Pero tiene razón, usamos a Oliver para evitar morir. Y sabiendo eso, mi estado de ánimo empeora.

~Lo siento. Estaremos bien, lo encontraremos.

~¿Y si no lo hacemos?
Oliver está agotado, sus patitas no han sanado del todo y no nos hemos alimentado bien.
Es mi culpa, si me hubiera quedado en el territorio, nada de esto nos estaría pasando.~ lloro con más fuerza.
~Quiero volver, Alfa.~ sollozo ocultandome en su cuello.

Quiero que mi bebé nazca en un lugar seguro.

Un pequeño aullido interrumpe a Neithan y con rapidez volteamos a ver al cachorro. Él está moviendo su colita, observando un punto fijo entre los árboles. Aulla de nuevo y apresurados pasos se escuchan.

Los trueno paran y el cielo comienza a despejarse lentamente.

Neithan gruñe y se levanta quedando al lado del cachorro, pero éste se levanta y corre perdiéndose entre la maleza.

Asustado, me levanto de prisa y comenzamos a perseguirlo.
Unos gimoteos se escuchan y al acercarnos, vemos al cachorro siendo retenido por un felino blanco.