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🍭 Baekhyun

De lo que más disfrutaba de estar en Yanggu eran los amaneceres. No tenía que irme a las orillas de puente Banpo para poderlo apreciar, en cambio aquí simplemente tenía que salir de la casa y observar los rayos de sol a través de las montañas aledañas al pueblo. Era sumamente pacífico.

―Es diferente a Seúl ¿cierto?

En la casa no podía haber alguien más que se levantase prácticamente de madrugada más que mi abuela. Ella estaba acostumbrada a esto así que era de lo más normal no padecer sueño, aunque también le ayudaba dormir desde muy temprano.

―Totalmente distinto ―afirmé sobándome los brazos por la brisa mañanera―. Aquí se respira mejor aire.

Mi abuela rio a la par que sobaba mi espalda para transmitirme algo de calor humano.

―Deberías venir más seguido.

―Lo sé abuela y me encantaría hacerlo pero...

Había muchísimos peros y sabía que a ella le molestaba absolutamente. Tenía derecho a dar su opinión respecto a mi trabajo aunque a veces sonara severa. No a todo mundo debía gustarle esta vida pero sí aceptarlo, mínimo por hacerme sentir menos culpable por no hacer lo que deseaban.

―Al menos ya encontraste a alguien que te hará poner los pies en la tierra.

Giré mi mirada absorta por aquella frase. Como dije, podía ser dura aunque también objetiva. Tenía tanta razón y yo estaba completamente convencido de lo mismo.

―¿Te agradó? ―me atreví a preguntar, teniendo una pequeña sonrisa esperanzada en su respuesta.

―Te quiere, la quieres, ¿no Baekhyun? Con eso me basta.

Así es, con sentir amor bastaba y había demasiado amor entre ambos.

―¡Gracias abuela!

No dudé en abrazarla, pocas veces podía sentir su amaderado perfume y disfrutaba mucho de su compañía. Ella también pertenecía al grupo de personas que me hacían mantener los pies en el piso. 

🍭

Parte del segundo día me la pase junto con mi abuela, Beomgyu y Jinah, ambos disfrutaban de los cultivos que rodeaban la casa. Para mi sobrino era de las primeras veces en venir pero probablemente sería la primera que recordaría por completo, antes era mucho más pequeño. Y Jinah de igual forma parecía estarlo disfrutando.

Para ser alguien que había vivido en Seúl toda su vida estaba llevando muy bien el hecho de estar en el campo. No se quejaba por la falla en la señal de teléfono, o por la falta de internet ni por los constantes insectos que volaban entre el césped, hasta yo me quejaba más.

Lo estaba gozando al saber que también Jinah lo hacía, aunque su verdadero reto sería al día siguiente cuando la llevase a una caminata por las montañas del parque de la reserva ecológica.

Todo iba bien, todo parecía ir en la dirección correcta para todos los de la casa. Nadie mencionaba ningún tema incómodo y se dedicaban a convivir entre todos como si conocieran a Jinah de toda la vida. Estaba meramente feliz hasta que vislumbré un coche bastante conocido estacionarse fuera de la casa.

―Baekhyun, sin alboroto ―me susurró Jinah viendo en la misma dirección que yo.

Sostenía su mano con fuerza. No pensé que la tranquilidad me fuese a durar tan poco.

―Ve con ellos por favor ―le señalé al par que se nos adelantaba a la entrada de la casa.

Esperé pacientemente a que todos estuviesen dentro de la casa porque yo tampoco deseaba formar un alboroto, menos frente de mi familia. Hasta que vi que pasaron de largo de la fila de autos, me acerqué al último recién llegado.

Candy » BaekhyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora