12

485 32 10
                                    

🥠 Jinah

Llevábamos alrededor de media hora discutiendo sobre cómo debería de irme a la casa de mis padres sin el riesgo de ser atacada por las fans que pudiesen reconocerme y seguirme. Yo insistía que podía irme en autobús mientras Baekhyun continuaba ofreciéndose para llevarme y yo me renegaba a aceptar.

―¡Es plena luz del día! ―alcé la voz a la par guardaba mis pertenencias en un pequeño bolso―. No me pueden hacer nada.

―Tú lo dijiste, son unas locas salvajes y son capaces de todo ―insistió nuevamente y para llamar mi atención seguía sacando las cosas que yo guardaba con toda calma. Le fue inevitable no reír por mi cara molesta.

―¡Ya deja de sacar mis cosas! ―hastiada por su infantil actitud eché todo como cayó y me crucé el bolso para alejarlo de las manos traviesas del niño que tenía por compañero y me veía con ojos de cachorrito desde la cama.

Era imposible ir contra Baekhyun, haría cualquier cosa por ganar la batalla y hacer lo que sus caprichos le decían. Y cuando se puso de rodillas y tomó mi mano supe que no podría competir con él de ninguna forma.

―Irás en el autobús pero con una condición ―sin soltar mis manos, alzo un dedo índice y asentí totalmente resignada―. Te recogeré sin importar la hora que me digas.

Hace semanas que no me subía al lujoso automóvil. A pesar de que me sentía como una niña que pretendía ser cuidada no podía negar que me agradaba dicha atención.

―Eres un obstinado ¿lo sabías?

Alzó los hombros ante la afirmación y asintió ganándose una sonrisa dulce de mi parte que lo miraba con asombro. Aunque mi admiración aumentó cuando mencionó las siguientes palabras:

―Gracias a ello logré que vivieras conmigo. 

🥠

Estaba más que feliz por convivir con mis padres y provocaba un alivio a mi corazón poder verlos tan desentendidos de los problemas que Jimin y yo estábamos presenciando, agradecía al cielo que estuvieran sanos y a salvo. Ellos podían darme la felicidad y tranquilidad, y que esto quedara impregnado por buen rato pues siempre podía platicar con ellos sin presión ni tabú alguno, hasta hoy.

Detestaba mentirles, rara vez tenía la necesidad de hacerlo, ni siquiera mentiras piadosas ya que ambos siempre se habían mostrado accesibles, los cuales no imponían reglas intransigentes. En esta ocasión no fue por ello sino porque simplemente no podría atentar contra la privacidad de la persona que me estaba dando cobijo y mucho menos podía mencionarlo teniendo a la mismísima sasaeng de Baekhyun sentada del otro lado de la mesa.

A veces también parecía acosadora mía y eso asustaba.

―¿Te mudaste hija?

Así era mi papá, Han Minjae, perspicaz y con un sexto sentido como el de su hija menor. Ambos tenían esa mirada de detectives privados que podía hacer que uno soltase la sopa y dijese toda la verdad de una vez por todas. Se tornaba afligido cuando se trataba de nosotras pero porque nos amaba con locura; estaba segura de que hasta la fecha nos veía como unas niñas de primaria.

―Una compañera de la universidad estaba buscando roomie y me propuso que rentáramos juntas ―expliqué con desinterés mientras tomaba de la comida y evitaba la mirada curiosa de todos.

―¿Qué amiga?

Los orbes de Jimin eran penetrantes y me daban ganas de golpearla por debajo de la mesa para hacerla callar pero era con la persona que principalmente necesitaba guardar las apariencias. Si no fuera por ella que fue a buscarme a mi antiguo departamento, no tendría que estarles mintiendo tan abiertamente.

Candy » BaekhyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora