Epílogo

306 21 5
                                    

🍭 Baekhyun

El aroma a sal y la brisa veraniega nos arropaba a las personas que yacíamos en la playa de Gyeongpo. La marea estaba en calma y los rayos de sol eran tan cegadores que el cielo había disipado todas las nubes para dar paso a la luz dorada.

Con muchísimo esfuerzo enfoqué mi vista en una dirección fija y noté como una pequeña a pasos torpes corría hacia mí buscando un refugio dentro de mis brazos. Cuando llegó conmigo, encontró dicho abrigo y mis amplias extremidades rodearon su diminuta existencia.

Una risa ensordecedora se escuchó, adiviné que la arena combinada con las olas en nuestros pies le daban una alegría inmensa. Ambos estábamos felices de compartir estas vacaciones.

―¿Qué escondes ahí, princesa?

Esculqué entre sus manos hallando particulares conchitas de formas irregulares. Con sólo verlas sonreí dulcemente al recordar mi propuesta con ese artefacto implicado.

―Vamos a enseñárselas a tu mamá ―le propuse tomando de su mano y halándola conmigo.

Su mamá reposaba a metros de nosotros sobre una toalla que la protegía de la arena. Tenía la vista fija en su panorama favorito, es decir nosotros. Y yo con la simple acción de cruzar mi mirada con la suya, sonreía igualmente dulce que ella. Sólo había una persona que me atesoraba tanto como a Jinah, y era Nahyun.

Al llegar consigo, recibió en sus brazos a su hija con una notable sonrisa de satisfacción al ver que la visita al mar había sido todo un éxito.

Siempre que estaban juntas una chispa de fuegos artificiales iniciaba y no cesaba hasta que dejaba de verlas. Mis momentos favoritos en el último mes se resumían en cuando los vivía a su lado.

Admiraba como de la noche a la mañana, al menos para mí, Jinah había sido arropada con la maternidad. Cada cosa que hacía con el fin de mantener feliz a Nahyun me dejaba asombrado. Su dedicación a la hora de alimentarla, cuidarla y jugar con ella me volvía loco. En pocas semanas había logrado nivelar mi paternidad a la suya, era complicado pero no había nada más que me llenase de tanta vitalidad.

Sin embargo necesitaba más.

No me bastaba pasar la mitad del día en la casa de mis no suegros teniendo cero privacidad. Yo deseaba ser partícipe de muchos más momentos pero ni siquiera habíamos tenido el tiempo de hablar de nosotros.

Estábamos en una clase de relación extraña, éramos amigos, éramos los padres de una preciosa niña y a la vez había una muralla lo bastante robusta como para derrumbar.

―¿Y esto? ―le preguntó Jinah a Nahyun inspeccionando las pequeñas manos que poseían las características conchitas. Inmediatamente Jinah cambió un semblante por uno lleno de melancolía―. Son preciosas, Nahyun.

―Creo que heredó nuestro gusto por ellas ―comenté. Observé con atención como Jinah colocaba a Nahyun entre sus piernas y comenzaba a sacar los túper que guardaban el alimento de nuestra hija. Verla hacer eso me fascinaba pero me controlé y enfoqué mi mente en mi pensamiento inicial―. Ahora que estamos solos, bueno, casi solos ―corregí al ver a mi pequeña. Jinah se unió a mis risas y asintió dándome la pauta de seguir hablando―, quisiera platicar un poco.

Elevando su rostro volvió a darme una señal para que prosiguiera hablando. Tomé una última bocanada de aire para purificar mis pulmones y comencé mi monólogo.

―Primero que nada, quería agradecerte por dejarme pasar estos días con ustedes. Significa mucho que me dejes vivir los momentos especiales de Nahyun ―empecé diciendo tranquilamente, sin querer llevar las cosas de prisa.

Candy » BaekhyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora