Capítulo 10

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「Amigos」

Shorter miró algo nervioso su teléfono para confirmar la hora, soltó un suspiro desganado y lo volvió a guardar.

Levanto la mirada para encontrarse que sus amigos lo miraban como nunca antes lo habían mirado, eso hizo que su nerviosismo aumentará.

— Dejen de mirarme así. — exigió, o más bien reclamó haciendo puños sus manos para verse más serio. — Hacen que se me pongan los pelos de punta. — agregó.

Ash no pudo evitar sonreír y taparse la boca con la mano. — ¿Cómo quieres que te tomemos enserio si pones esa cara? — hablo el rubio.

Shorter agarró una galleta y se la lanzó a la cara.

— Ash ya no molestes a Shorter. — sugirió el japonés antes de que empezarán una "guerra" de comida.

— ¿Porque no escuchas a Eiji, eh? — contraataco el de lentes con una sonrisa burlona. — ¿No crees que él merece algo de atención?

Ash lo fulminó con la mirada, en cambio Shorter, sonrió victorioso.

— ¡Shorter! — exclamó Sing tomando de la manga de su abrigo mientras miraba en una dirección en concretó.

— ¿Qué quieres? — pregunto alzando una ceja.

— Mira. — señaló de manera insistente, todos miraron en aquella dirección y se encontraron con cierto chico chino de cabello negro y largo.

Podía sentir como empezaba a sudar frío.

— Uhh... — soltó el rubio con una sonrisa burlona. — Miren quien se está acercando... sería una lástima se lo echará por feo.

Shorter de manera rápida, le dio un golpe en la pierna al rubio usando su pie; en respuesta, Ash se llevó ambas manos a su zona adolorida.

— ¡¿Porque me pegas, ah?! — reclamó aún sosteniendo su pie.

— Más tarde hablaremos de esto Ash. — le habló entre dientes con una sonrisa torcida, su voz se escuchaba amenazante.

— Si como digas. — respondió restandole importancia. Iba a hacer pagar a Shorter por aquel golpe.

Eiji sólo se limitó a suspirar.

Todos se quedaron callados esperando a que aquel chico llegara y se sentará con ellos. No iban a negar que los nervios de Shorter los contagiaba de cierto modo.

No querían hacer quedar mal a su amigo.

Aunque también iban a actuar como normalmente lo hacían para no sentirse incómodos.

Yut-Lung se encontraba cerca, a unos cuantos pasos de diferencia; miraron hacia atrás para verle lo que hizo que tragara saliva.

¿Qué diablos hacen todos ellos aquí?

Se cuestionó internamente mientras apretaba la mandíbula y intentaba disimular su enfado con el menor.

— Hola... — saludo con una leve sonrisa nerviosa el de cabello púrpura.

Yut-Lung se limitó a asentir y sonrió de manera forzada.

— Hola...

Esa tarde iba a ser larga.... muy larga.

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