Capítulo 18

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「Algunas promesas suelen doler」

Domingo 21:06 p.m

Ya se estaba acabando el fin de semana para pronto dar inicio a las clases matutinas, durante todo el transcurso del día sólo se habían dedicado a preparar todo para el lunes.

Y una de las cosas a preparar era el pequeño poema.

Ash ya había avanzando bastante en todo el transcurso del día y a decir verdad sentía que le estaba quedando bastante bien y un poco original. Estaba seguro de que nadie había echo lo que él hizo.

Sonrió con orgullo cuando finalizó con un punto final aquel poema.

Se apoyo en el respaldo de la silla y soltó un suspiro para relajar lo tensos que estaban sus hombros, el terminar lo había echo calmarse un poco.

— ¡Ash! — escucho como el japonés lo llamaba de la otra habitación, exactamente en la sala de estar.

— ¿Qué sucede Eiji? — cuestionó mientras se ponía de pie caminando hacia la sala, pero antes de irse, metió el papel dónde tenía su poema y lo guardo entre las hojas de su cuaderno de matemática. — ¡Ya voy!

Sólo le costó unos pasos más para llegar y percatarse de que Eiji estaba con el cabello mojado y con una toalla sobre sus hombros, se podía oler la fragancia del shampoo y sentir calor previniendo del baño. Eiji traía puesto su pijama puesta, que era sólo una remera de mangas largas de color rojo y con unos pantalones de color negro.

— El agua está caliente si deseas darte un baño. — aviso mientras colocaba la toalla sobre su cabeza y empezaba a moverla para secar mejor su cabello. Ash se acercó y se paró frente a él, inclinando su cuerpo levemente hacía dónde estaba el japonés.

Eiji dejo de mover la toalla y miró con confusión al rubio.

— ¿Porque me estás mirando?

Ash solo lo miro directamente, y sonrió.

Eiji sólo se quedó contemplando su mirada, se veía cálida y tierna.

Pudo observar la vida y el brillo que había en su mirada, se notaba que era feliz y esa sonrisa... fue suficiente para decirle que estaba sonriendo para él.

Pudo sentir que su corazón latía muy rápido, y como su cuerpo se empezaba a sentir inquieto.

¿Qué me está pasando?

Se preguntó sin apartar la mirada.

Ash de la nada se acomodó y se dirigió hacia la habitación y salió de manera rápida con ropa en sus manos y con una toalla sobre su hombro izquierdo.

— Ya vuelvo Onii-chan. — cerró la puerta detrás de él.

Eiji estaba algo aturdido en el sillón mirando con confusión la puerta del baño, podía sentir el sonido de su corazón sonar en sus oídos y como su cuerpo se empezaba a relajar después de sentir como le temblaba todo.

Era extraño, pero no del todo.

No era la primera vez que Ash lo miraba de manera profunda y cálida, y que después, de la nada, siguiera como si nada hubiera pasado.

Y eso lo confundía.

Soltó un suspiro y sonrió débilmente, siguió tallando su cabeza con la toalla para secar su cabello.

Decidió no darle muchas vueltas.

Total.... Ash siempre hacia eso con él.

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