Capítulo 9

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26/08/2012

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26/08/2012

El día del Apocalipsis había llegado nuevamente este año, era el cumpleaños de Nessa Mckenna por 24 horas y ya siendo apenas las 9:00 de la mañana, Ivelisse quería morirse o darse la cabeza contra la pared. De toda la semana, hoy tenía que ser su día libre. Su tía la tenía desde temprano haciendo compras de aquí para allá, regresaba por quinta vez de la misma tienda porque a la irlandesa endemoniada se le olvidaba un ingrediente para sus comidas favoritas: Irish stew y Colcannon. Condimentado con: Erin ausente por asistir con su novio a la Semana de Moda en New York que había terminado hace unos días. La anciana estaba enloquecida y triste porque extrañaba a su hija.

O' Neal por su lado, se encontraba sobrecargada de frustraciones. Las bolsas de las compras se le resbalaban de la mano, había tenido un accidente con los huevos y ahora medía docena se escurría de su camiseta y se mezclaba con el sudor de su piel. Asqueroso y pegajoso. Necesitaba bañarse en cuanto llegara.

Corrió hacia la entrada y luchó por meter las llaves en la cerradura, empujó la puerta con el trasero mientras se adentraba en la casa. La canción You Give Love a Bad Name rockeaba en sus tímpanos dejando al resto del planeta en modo insonoro gracias a los audífonos. Avanzó por el corto pasillo, la sala y estacionó sus pies directo en la cocina, dejó las bolsas en la mesa. La yema de huevo de despegó viscosamente de su vientre, ni siquiera reparó en la mirada furiosa de su tía y simplemente escapó al piso de arriba veloz como un rayo.

Se quitó la camiseta en la escalera quedando con el torso semidesnudo, vivía con puras mujeres así que no había problema en andar así unos escasos metros hasta que llegara al baño. Hizo un esfuerzo extra para no perder los audífonos y desconectarse del in crescendo de la canción.

Pasó del cuarto de su madre y la vio hablarle, no la oía así que balbuceó que esperara a que se diera una ducha rápido. Abrió la puerta del baño, captó a una figura pelirroja por el rabillo del ojo, pero fue muy tarde para cuando su cerebro reorganizó la información recibida. Se le secaron las retinas por no parpadear, la voz se le distorsionó en un jadeo de animal herido y ni siquiera reaccionó inmediatamente cuando vio a Asher completamente desnudo saliendo de la ducha.

1, 2, 3... ¡Addio bella vita!

—¡Perdón! —gritó con el corazón cayendo a los pies y rebotando a su boca.

Cerró de golpe, giró y salió disparada a su habitación con el sonido de los tacones de Erin viniendo por ella.

—Sálvame, Jesús —pidió en voz baja.

Su prima entró a su cuarto y la amedrentó con las manos en las caderas comprensiblemente molesta.

—¡¿Estas mal de la cabeza?! Te gritamos que se estaba duchando —acusó ácida.

—Lo siento. Perdóname, en serio. Tenía los audífonos puestos y no las escuché ¡Pensé que no había nadie más que nosotras tres! ¡Te juro que no lo sabía! ¡¿Cuándo volvieron?!

Tú + Yo= YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora