El universo y el amor traman planes impensados los 356 días del año, esta prohibido ignorar sus señales.
Asher Davies es un profesor de física que lleva un año saliendo con su novia, Erin, y es hora de conocer a su familia. Sin embargo, lo que meno...
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31/05/2017
-¡AAAHH, ACABO DE PERDER EL PARAGUAS! -chilló Ivelisse agitada.
-¿Cómo que lo perdiste? -cuestionó Asher sin mirarla mientras buscaba las llaves de la casa en los bolsillos de su traje.
-Eh... ¿Alguna vez viste "Lo que el viento se llevó"? Bueno, olvida la película y tómatelo muy literal. Diablos, creo que terminó en el tejado del vecino.
Un trueno rompió el silencio en la lejanía, la tormenta rugía con una furia inusitada que calaba hasta los huesos. La enormes ráfagas de viento tenían tanta fuerza como para inclinar los árboles y el cielo se iluminaba por instantes fugaces como si por acto de magia se hiciera de día, las nubes negras se desplazaban con rapidez cubriendo cualquier vacío estrellado de la bóveda azul y los rayos se crispaban como ramas torcidas que te erizaban el vello del cuerpo; podías oír la agitación de océano cuando las olas impactaban con potencia en la costa.
Acababan de regresar de la boda de su madre, daban casi las 5:30 A. M. Pronto amanecería. De opinar algo sobre la ceremonia sería que fue muy animada y romántica, llena de discursos emotivos sobre los novios, niños robando flores de las decoraciones, familiares borrachos haciendo chistes patéticos y bastante llanto. Fue hermosa. A pesar de la violencia del día anterior y del mal clima que precedía la fiesta, con sinceridad admitía que había sido perfecta. Su madre y Charles habían desaparecido en algún punto de la velada para ir a su luna de miel, una semana en un rancho en el Valle de Santa Ynez donde les darían un hospedaje con un paquete romántico llamado "Vino y Rosas". Allí terminaba lo que conocía y quería conocer de la velada de ambos novios.
Él e Ivelisse habían regresado en el escarabajo amarillo de ella, pero no se salvaron del torrencial que les cayó encima.
Se apresuró a sacar las llaves para abrir la puerta y cuando lo consiguió entraron a tropezones empando el suelo de la entrada. Rieron al ver que habían terminado desastrosamente mojados y desarreglados. Por su lado, su traje negro goteaba a mares y agradeció no llevar corbata porque se habría asfixiado; sus zapatos estaban tan húmedos que con cada paso generaba charcos. En cuanto a O'Neal, ella vestía un largo vestido más mostaza que amarillo, holgado con mangas largas y un escote que era igual al de una camisa en V que permitía entrever como las gotas se deslizaban desde la clavícula al interior de su ropa, un cinturón dorado marcaba su cintura y en su cabello enredado florecían varias flores de colores que los niños le habían puesto. Más el maquillaje corrido daba la imagen de ser la princesa de la Bella y la Bestia, pero luego de pasar por un huracán.
-Te ves horrible -dijo ella con la manos en las caderas-. Pareces un abogado deprimido a quien despidieron, le robaron el coche y caminó en plena lluvia con Everybody Hurts sonando de fondo.
-Tú pareces un hada madrina de cuarenta a quien le falló la varita y terminó en el lago de los cisnes, pero no en el bonito -recrimino él inclinándose hacia adelante.