Capítulo 27

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29/05/2017

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29/05/2017

-Mamá es la quinta vez que llamas a la organizadora, todo saldrá bien mañana -dijo Asher sirviéndose café.

Observó como su madre rondaba por la cocina preparando el desayuno para una tropa del ejercito con nervios.

En lo que a él respectaba, Rebecca Davies era la mujer más perfeccionista que habitaba el planeta tierra y como bonus también era quién lo había traído al mundo. Su familia debía de tener una genética especial porque la vejes tardaba demasiado en mostrar sus estragos en ellos, su madre tenía un sedoso cabello negro azabache -con escasas canas-, perfectamente alisado hasta los hombros y había tan pocas arrugas en su rostro que dudabas de que tuviera 63 años; aunque mucha de aquella belleza se conservaba por una estricta rutina de cremas y mascarillas que a ella tanto le gustaban. Él y Skye heredaron sus sorprendentes ojos azules afortunadamente.

Su casa de la infancia era una gran edificación de madera delante de la costa dividida de esta por medio de una cerca blanca, constaba con dos plantas: en la primera se vislumbraba el comedor, la cocina, la sala y un estudio; en la segunda planta se alojaban las habitaciones. En la que estaba ahora era el cuarto favorito de su madre, una cocina espaciosa con amplias encimeras de mármol, un diminuto cuarto que funcionaba como despensa, una isleta central donde él estaba sentado, un frigorífico de dos puertas, un horno profesional, paredes blancas y tres ventanas con marcos de verde azulado; la decoración después de eso era bastante austera porque a su madre no le agradaba la desorganización.

-Es ser precavida, hijo, hemos gastado mucho dinero en esto y me siento un poco agobiada -respondió dulcemente, pero sin mirarlo mientras preparaba huevos. Aunque entonces modificó su tono de voz y adoptó uno más frío-¿Tu amiga ya despertó? ¿Va a dormir todo el día?

-No y agradecería que fueras más amable cuando hables con ella. No es Erin. Es Ivelisse, son personas diferentes. Además, trabajó toda la semana para poder acompañarme y manejó la mitad del camino hacia aquí.

Eso era verdad, Ivelisse renunció a su trabajo de mesera luego de cobrar su salario y se había esforzado mucho las semanas siguientes por terminar sus proyectos para poder enviárselos a su director de diseño y viajar libre de presiones hacia Malibú. Habían dejado al Sr. Malvavisco con Matthew antes de salir. Se turnaron para conducir durante la madrugada, acabando por manejar aproximadamente cuatro horas cada uno y bueno, terminaron tan fusilados que en cuanto llegaron a la casa se quedaron dormidos en la sala de estar. No le sorprendería que O' Neal durmiera hasta segundos antes del "Los declaro marido y mujer" al día siguiente.

Rebecca lo miró sobre su hombro con el ceño fruncido, abandonó lo que estaba haciendo y se acercó a la isleta meneando las caderas naturalmente con cada paso. Su madre se sentó a su lado en la mesa con los brazos cruzados y el mentón hacia adentro, la posición que ocupaba cuando iba a regañarlo. Perfecto.

Tú + Yo= YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora