Capítulo 26

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17/05/2017

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17/05/2017

Asher estaba corrigiendo los exámenes finales del semestre, los últimos tres reprobados con creces y marcados con tanto bolígrafo rojo que parecía el capote de un torero. Era un sábado caluroso, las ventanas del estudio estaban abiertas y la luz del mediodía iluminaba la habitación en un resplandor amarillo que se mezclaba con el verde de las paredes, podía escuchar los ruidos que hacía Ivelisse en la cocina mientras preparaba el almuerzo para ambos. Ella tenía los fines de semana libre así que se encargaba de cocinar esos días, le agradaba la falta de completo silencio porque lo hacía sentir acompañado.

Su pie se encontraba atrapado debajo del Sr. Malvavisco que dormía plácidamente acurrucado contra él, la semana anterior lo habían llevado al veterinario y a pesar de las condiciones en que lo halló, su único problema era que padecía de desnutrición. La veterinaria les dijo que era un cachorro de aproximadamente tres semanas y que la base de su dieta se constituía de leche con muy pocos sólidos. Pensar que él había querido darle un trozo de pollo más grande que su cabeza.

Negó para concentrarse en su trabajo, leyó atento la respuesta de su estudiante sobre la Ley de Coulomb y la fuerza eléctrica... entonces un grito destruyó la armonía y su cuerpo se movió por sí solo, salió corriendo hacía la cocina en un pico de adrenalina que le aceleró las pulsaciones; en cuanto entró en la sala chocó con la prima de su ex esposa. Abrió la boca para preguntar qué había pasado, pero ella lo abrazó de golpe y trastabilló hacia atrás desconcertado.

—¿Qué ocurre? ¿Estás bien? —indagó asustado.

—Una agencia de publicidad me contacto, me ofrecieron un puesto...

Ni siquiera la dejó terminar de hablar, la abrazó y la levantó del suelo para girar en círculos entre risotadas de felicidad y los ladridos de un cachorro inquieto que acababa de despertar de su siesta. Asher la estrechó con firmeza para que no se deslizara, se mareó rápidamente por lo que se recostó contra la pared sin soltarla; se mantuvieron pegados el uno al otro compartiendo la euforia del momento. Encorvado como estaba para quedar a su altura, con los delgados brazos femeninos alrededor de su cuello y el roce de su pelo en la mejilla. La sentía sollozar contra su piel, rodeó su cintura con los brazos en un gesto protector y en consecuencia de la posición en la que estaban apoyó la cabeza en el hombro de la mujer.

Finalmente las cosas le salían bien a la hija de Moira O'Neal.

—Dios mío, aun no puedo creerlo —susurró ella con voz quebrada.

—Te lo mereces, no lo pienses demasiado y disfruta el momento.

—¡Ellos tienen proyectos atrasados y yo necesito ponerme al día, tendré tiempo para disfrutarlo más tarde! —gritó acurrucándose contra su pecho.

—Así que empiezas de inmediato ¿Dónde está la agencia?

—Al otro lado de la ciudad, pero si rento un apartamento en Mountain Shadows tendré que recorrer una distancia relativamente corta. ¡Es genial!

Tú + Yo= YellowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora