Día 2: Trabajando

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Los días habían pasado y no habían vuelto a coincidir desde aquella discusión.

Volkov no podía dejar de pensar en las palabras de Horacio. Él sabía lo que era estar solo, lo que era tener que ocuparse de las obligaciones de otros.

Entendía por lo que el contrario estaba pasando, pero su ego pudo más esa noche en el patrulla, haciéndolo ahora arrepentirse de las palabras que había pronunciado con rencor.

Para Horacio no había sido muy diferente, la última frase le había llegado aunque no quisiera admitirlo. "Guárdeselas para alguien a quien le importe". ¿De verdad no le importaba? Después de todo lo que pasaron, ¿le venía a decir que no le importaba?

No había entrado de servicio los días posteriores, no tenía ganas de ver de nuevo al comisario e iniciar otra discusión, nunca le gustó estar enojado con nadie, después de todo, en su interior seguía siendo el mismo chico inocente de años atrás.

Sin embargo, sabía que no podía seguir evadiendo el trabajo, así que salió de su departamento, subiendo a su auto y marcando en el GPS la sede del FBI. Tal vez incluso le ayudaría a despejarse un poco.

Llegó a la sede al poco tiempo, dirigiéndose a los vestuarios para colocarse su típica chaqueta azul con letras amarillas y sus pantalones negros.

Ingresó a la radio de los Sheriff primero, preguntando por alguna novedad, sin embargo, no había pasado nada nuevo por el norte.

Decidió ingresar ahora a la radio de la LSPD, tampoco estaba de humor para quedarse haciendo papeleo en la sede, y patrullar por su cuenta siempre le era aburrido, no podía hacer demasiado estando en union.

—Buenas, aquí agente H del FBI, ¿alguna novedad? — habló autoritario.

—Muy buenas agente H, justo ahora nos dirigimos a un código 3 y queda espacio para 1 — respondió la ya conocida voz del agente Willy.

—10-4, mándeme ubicación. — apagó la radio, dirigiéndose hacia el lugar que ahora marcaba su GPS para comenzar su jornada laboral.

Llegó al lugar, varios patrullas se encontraban ya en la zona y se veía ya posicionados a todos los policías, reconoció enseguida aquél sitio. Esa licorería donde había sido su primer código 3.

Comenzó a bajarse con cuidado del coche, cuando una voz lo alertó.

—¡Agente H, cuidado! — sintió un empujón que lo hizo caer al suelo, girando su cabeza buscando al causante de su caída, se encontró con Willy.

—Rompimos negociaciones hace unos minutos, avisamos por radio. — habló el policía.

—Joder, tengo la radio apagada. — se levantó un poco del suelo, quedando en cuclillas y comenzando a posicionarse detrás de su vehículo.

Encendió la radio nuevamente para preguntar por el plan, pero una voz irrumpió en sus pensamientos.

—Son 3 adentro, no tienen tirador, tenemos que entrar, no hay otra opción. — el marcado acento ruso era inconfundible. Un escalofrío le recorrió el cuerpo, sin embargo, no se dejaría intimidar. Había venido a trabajar.

—Me ofrezco para entrar. — habló por la radio.

El ruso se sorprendió al escuchar la voz del de cresta, intentando disimular, pues no era la situación idónea para dejarse llevar por sus sentimientos como un quinceañero.

—De acuerdo, agente H. Entraremos nosotros dos. Willy, usted quédese junto a la entrada junto al cadete, si nos abaten, entren sin esperar.

Tras escuchar la respuesta afirmativa de Willy por la radio, comenzaron con el plan.

Entraron Volkov y Horacio al mismo tiempo, cuidándose las espaldas y abatiendo rápidamente a todos los atracadores.

Seguían siendo el dúo perfecto al momento de trabajar, dejando asombrados a los demás policías tras apreciar lo bien que se complementaban los dos superiores.

Una vez con los atracadores dentro de los patrullas, decidió finalmente acercarse a él, después de todo, no podían estar enojados toda la vida.

—Buen trabajo, H. — notó como el contrario se petrificó ante sus palabras, pero enseguida se recompuso, dándose la vuelta para mirarlo a los ojos.

—Buen trabajo, comisario. — respondió firme pero con un tono aterciopelado, como el que solía utilizar cuando le lanzaba piropos.

Horacio le dedicó una sonrisa al más alto, obligándolo a despedirse rápidamente y retirarse para evitar evidenciar lo que aquel simple gesto causó en él.

Sabía que aún tenían una conversación pendiente, deseaba decirle que nada de lo que dijo en el patrulla aquella noche fue verdad, que sí le importaba y que no tenía que pedirle perdón por nada, que no había sido culpa suya.

Pero ese no era el momento, aunque tampoco estaba seguro de si algún día el momento llegaría, y le preocupaba que llegara demasiado tarde.

Horacio se subió a su vehículo, comenzando a retirarse de la zona con el corazón acelerado. No podía ponerse así, se supone que estaban enojados, no podía volver a caer por él.

No podía, pero ya lo había hecho.

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Bueno, hasta aquí el capítulo/día 2 💖

Espero que les haya gustado.

Gracias por leer y disculpen si hay errores 🥺💖

ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora