Día 19: Me gustas, ¿te gusto?

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Las pesadillas que le invadían a dormir habían comenzado a causarle insomnio. Se convenció a si mismo de que era todo su imaginación, logrando así mantener su personalidad con los demás.

Todo cambió cuando aquellas pesadillas comenzaron a cumplirse. Comenzó con la muerte de su familia, quedándose solo. La muerte de Ivanov, Gonetti, Torrente, agentes secuestrados, desaparecidos.

La sangre de vidas inocentes manchando sus manos, sin poder oponerse. Poco a poco se fue congelando. Se hizo más frío, más lejano, encerrando a aquél niño de personalidad tierna en una cárcel de hielo en el fondo de su corazón.

-Me gustas, ¿te gusto?

La declaración de amor a mitad de comisaría le tomó por sorpresa, rechazando a aquél hombre, cegado por la tormenta de nieve que le rodeaba.

Se negaba a ver la realidad, pues desde que se encontró con aquellos ojos ese día en el parking de comisaría, pudo sentir el calor en su pecho incrementar, comenzando a derretir el frío hielo que lo rodeaba.

Creyó que todo terminaría si le decía que no, si reprimía esas sensaciones en lo más profundo de su ser. Pero no era así, en el corazón no se puede mandar.

No podía evitar sentir su fría sangre arder al escuchar la dulce voz de aquél hombre, la invisible nieve que cubría su blanca piel derretirse con cada abrazo, cada roce.

Pero fue justamente esa declaración el flechazo final, el que atravesaría las paredes de hielo alrededor de su corazón, partiéndolas en mil pedazos, sintiendo el dolor finalmente escapar, el arrepentimiento ante la respuesta negativa, el miedo a perderlo comenzar a brotar.

Fue difícil aceptar que alguien finalmente hubiera podido convertir el constante invierno en su corazón en un ardiente verano, calentando todo a su paso.

Por eso dudó unos segundos antes de salir corriendo del despacho de la planta baja de comisaría, atravesando las puertas de cristal de la entrada para finalmente llegar al chico de cresta que se alejaba con la cabeza baja.

Sintió una mano tomar su hombro, dándose la vuelta enseguida, en un intento por encarar a quien le llamaba. No pudo evitar sorprenderse al notar cómo aquellos grises que antes sólo reflejaban alrededor, ahora dejaban ver el fuego creciendo en su interior, la calidez invadiendo su ser.

Su sorpresa no hizo más que incrementar, al escuchar aquella voz de marcado acento ruso pronunciar con desesperación: "Sí, Horacio, me gustas."

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Bastante cortito, pero la verdad es que tampoco podía prolongarlo demasiado, pues mi idea era ésta.

Basado en la canción "De hielo" de el cuarteto de nos (siempre me ha hecho pensar en Volkacio esa canción jsjs)

Espero que les guste, el de mañana será mejor, lo prometo (sé que lo mismo dije ayer :( )

A nadie le importa, pero últimamente ando con la cabeza llena de cosas, así que disculpen si no están quedando como esperaban:(

ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora