Día 12: Flores

393 49 13
                                    

Después del regreso del comisario a Los Santos y de unas cuantas discusiones, peleas y provocaciones, finalmente habían comenzado una relación.

Se esforzaban en llevarla lo más oculta posible, sin embargo, sus miradas en las reuniones y las casuales idas al baño donde a veces tardaban un poco más de lo usual comenzaban a delatarlos.

Poco a poco, más gente fue conociendo sobre su relación y dejaron de intentar mantenerla oculta, pasando de verse casualmente saliendo del trabajo a pasar casi todo el día juntos en el apartamento del otro.

De vez en cuando, veían películas mientras mimaban a Mika, quien ronroneaba y se quedaba dormida sobre sus piernas en el sofá.

Otras veces, salían a caminar juntos paseando a Webonauta, llevándolo a algún parque a jugar o simplemente dando vueltas por la manzana hasta que éste estuviera cansado.

Estaban incluso comenzando a plantearse mudarse juntos, pero aún no comenzaban a buscar por apartamentos más grandes donde pudieran estar en paz sus mascotas juntas y ellos tuvieran suficiente espacio para las cosas de ambos.

Todos esos planes tuvieron que posponerse aún más, cuando el de cresta fue informado sobre un próximo viaje a Francia para resolver algunos asuntos relacionados a uno de los casos que llevaban, todo fue inesperado, el vuelo partiría al día siguiente y apenas y tendría tiempo de empacar.

Avisó a Viktor, quien fue corriendo a casa del moreno apenas escuchó la noticia, ayudándolo a empacar, con poco tiempo para pensar en que estaría 1 mes fuera, en otro país.

Cuando se dió cuenta de aquello, ya estaban en el aeropuerto, esperando que aquella voz femenina avise por los altavoces la salida del vuelo con destino a Francia, en el que abordaría su pareja.

Se despidieron con un abrazo largo y un beso cargado de amor, sabían que el viaje no los separaría, pero extrañarían la compañía diaria del contrario.

★★★

Una semana había pasado ya, todos los días recibía un mensaje de buenos días y uno de buenas noches, sin falta. La diferencia horaria los había obligado a acordar una hora y un tiempo exacto para llamarse.

Había olvidado cómo se sentía la extensa cama cuando la ocupaba sólo una persona, lo callada que era su casa sin su presencia y lo difícil que era dormir sin él abrazándole y dándole suaves caricias en el cabello.

Le había costado acostumbrarse a su presencia, pero le estaba costando aún más adaptarse a su ausencia.

Sabía que el moreno se encontraba igual, pues no pasaba día que no recibiera alguna fotografía suya en algún sitio diferente, un mensaje diciéndole cuánto le amaba o una llamada sorpresa fuera del horario acordado.

Sólo unas cuantas llamadas fueron necesarias para comenzar a poner en marcha su plan, del cual sólo le había comentado a Kovacs, quien se había negado a ayudarle hasta que le contara, y a Michelle, quien a pesar de estar ausente en la ciudad, seguía teniendo información sobre los movimientos de su facción.

★★★

La noche estaba por caer y su móvil no había recibido aún ningún mensaje de su pareja, ni siquiera el típico "buenos días" o alguna fotografía de Mika o Webonauta que solía enviarle religiosamente cada día para enseñarle que ambos se encontraban bien.

Se recostó en su cama, intentando conciliar el sueño, había sido un día cansado y los pensamientos negativos abrumaban su mente, haciéndolo sentir aún más cansado.

Cuando por fin sentía sus párpados comenzar a pesar, ocasionando un pestañeo cada vez más lento, una respiración más pesada y una mente más despejada, su móvil se iluminó.

Eso bastó para que todo el cansancio acumulado se disipara. Emocionado, tomó el aparato, desbloqueando la pantalla para encontrarse con un mensaje de Viktor.

Era una imagen, en la que se podía ver la oscuridad opacada por miles de lejanas luces blancas y amarillas, parecía una gran ciudad, que no lograba identificar.

Su mente estaba hecha un lío, ¿qué significaba aquello?. Mientras analizaba aquella imagen, vió la notificación de un nuevo mensaje aparecer.

"Hola"

Miró el móvil extrañado, no entendía lo que significaba aquella foto y aquél saludo a media noche, y tampoco se sentía con ánimos de pensar, así que, irritado por haberse sentido ignorado el día entero, para después percibir indiferencia de su pareja ante ese hecho, decidió enviarle un mensaje indicándole que ya se iba a dormir.

Colocó el móvil nuevamente en la mesita de noche, acomodándose nuevamente para dormir, hasta que escuchó el sonido de notificación repetirse una y otra vez.

Con una expresión de hartazgo, tomó nuevamente el móvil, viendo cómo el chat de Viktor se llenaba de letras al azar. No entendía el propósito del spam, pero comenzaba a resultarle molesto.

Estaba a punto de enviar un mensaje exigiendo una explicación cuando escuchó unos suaves golpeteos en la puerta de su habitación.

Se levantó, irritado. A pesar de ser una persona de sorpresas, se encontraba ya dolido por la indiferencia de Viktor a lo largo del día, el spam repentino, estresado por el trabajo y cansado por la hora que ya era.

Perezoso, caminó hacia la puerta, tomando la manija con molestia y girándola, listo para dirigir una mirada asesina a quien sea que se encontrara al otro lado.

Abrió la puerta, encontrándose con Viktor, quien sostenía un ramo de hermosas rosas rojas, y tenía a cada lado un transportador.

Sus ojos reflejaban cansancio pero su sonrisa hacía latir su corazón justo como el primer día. La mirada de Horacio se suavizó, comenzando a cristalizarse.

Se abalanzó sobre él, dándole suaves golpes en su espalda, para después acomodar su cabeza en su pecho y soltar un aliviado suspiro.

Fue entonces que recordó los transportadores, los cuales tomó y metió a la habitación rápidamente, dejando a Viktor pasar detrás de él.

Abrió ambos transportadores, siendo Webonauta el primero en salir corriendo hacia los brazos de Horacio, lamiéndole la mejilla. Mika salió después, estirándose perezosamente para después comenzar a ronronear mientras restregaba su cabeza contra su pierna.

—Parece que te extrañaron. — habló Viktor, aún con el ramo de rosas en las manos.

Horacio sonrió, acercándose y tomando el ramo entre sus manos para dejarlo en una pequeña mesa del lugar, acercándose así nuevamente al ruso, cruzando sus brazos por detrás de su cuello, quedando así sus narices rozándose y sus respiraciones chocando.

—Pero no más que yo — finalizó la frase el ruso, dándole un corto beso en sus labios, sonriendo al separarse.

Finalmente los pensamientos negativos se disiparon, dando paso a una calidez en su corazón.

Su pequeña familia de 4 se reunía nuevamente, y con eso bastaba para sentir su pecho llenarse y sus miedos irse.

Si los tenía a ellos, nunca necesitaría nada más.

*****************

Espero que les guste. 👉🏻👈🏻

Este es una idea que comencé para el día 9 creo (mensajes) pero no me terminó de convencer, así que lo guardé para hoy. 💖

Gracias por leer 🥺

ValentineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora