Capítulo 1: Comienzo

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Empezó el verano, el sol más incandescente que nunca, algunas personas buscando soluciones en donde solo hay problemas mientras que otras se hunden más en sus ruinas... Es inevitable pensar en tantas desgracias que se puedan conseguir en el camino, pero siempre hay una razón, por más pequeña que sea, para sonreír.

– ¡Cariño! ¿Otra vez te quedas sumido en tus pensamientos...? – Siempre me llamó la atención esa peculiaridad de Nathy, pareciera que leyera mi mente y, de alguna manera me hace volver a una realidad en la cual estoy muy agradecido de haberla conocido. – Eithan... ¿Qué te parece sin en vez de ir casa de mis padres, vamos a reorganizar lo que tenemos planeado? No me gustaría dejarlo para otro momento y además, podríamos visitar a mis padres mañana.

– Me parece perfecto, necesito un momento, ve a la biblioteca y en 15 minutos estaré allá, debo pensar algunas cosas.

Nathy asiente y se marcha, soltándome la mano con el cariño de siempre y desvaneciendo su mirada fija en la cual siempre permanezco en calma al mirarla, de un momento a otro cuando su mano suelta la mía, es como si el mundo entero se desvaneciera y solo quedara yo, solo perdido y desorientado en un desierto imaginario, pero no, ella siempre que se va voltea y sonríe, dejándome presente en la realidad.

Vuelvo a los pensamientos donde me hundía como aquellas personas en ruinas y me concentro en la sensibilidad de las mismas. No me considero insensible, por más que parezca, Nathy conoce muy bien mi sensibilidad y al parecer es la única quien la ha conocido, pero me he dado cuenta que hay una cantidad de vulnerables con sus sentimientos, que me da mucha pena y hasta un poco de lástima, ya que es algo tan valioso pero no tan apreciado como debería y se aprovechan de ellos sin importar, pienso que la mayoría de nosotros, mejor dicho, todos deberíamos ser así.
Recuerdo que Nathy me está esperando y sin pensar demás voy a la biblioteca.

Al llegar veo menos personas de las que tenía pensado y al cruzar un par de pasillos encuentro a Nathy en la sección de Literaturas amorosas.

– ¿Ya resolviste tus debates mentales? – Dice riéndose.

– Literalmente no fue un debate, por lo tanto no pude resolver nada, sin embargo ¿por qué buscas Amor en los tiempos de Cólera? ¿Hay algo que te llamó la atención de ese libro?

– Este libro me encantó mucho, pero de ninguna manera lo volveré a leer, ni yo misma comprendo la razón. – Responde, colocando el libro otra vez en su lugar y desviando la mirada hacia un lugar sin fijación.

– A pesar de lo sencilla que te conocí, a veces haces cosas que me dejan extrañado...

Salimos de los pasillos y nos sentamos en las mesas, apartados de las personas para reorganizar lo que teníamos planeado.
Conocí a Nathy en esta biblioteca y en estos últimos 3 meses conociéndola me he dado cuenta que tenemos como una especie de conexión, sin embargo, nunca hemos tenido un momento personal donde los sentimientos se reflejen a leguas, pero me gusta pensar que de alguna manera ella siente o piensa lo mismo que yo.

Nos planteamos y hablando en silencio ella me empieza a contar qué es lo que quiere hacer con su vida y hace unos días me preguntó que si la apoyaría, yo sin pensarlo más de una vez le dije que sí... Y desde ahí hemos tenido un poco más de confianza que antes. Me cuenta que quiere viajar y conocer, su sueño de crecer como persona siempre se ha intensificado e intenta cumplirlo, pero su mayor anhelo es visitar Roma.

El hecho que seamos del mismo país pero de diferentes ciudades nos hace pensar que Europa es un continente muy hermoso, por lo tanto, para mí también sería un sueño por cumplir.

– Siento que te aburres de mí. – Dice mirándome con nervios.

– ¡No! Para nada en absoluto, solo que por un instante me imaginé cómo sería vivir en Roma.

– Lo he imaginado tantas veces que me atrevo a decir que ya la conozco sin haberla visitado. – Se ríe y suspira. – Primero debo contarle a mis padres antes de irme de Florida, que en New York tendré más oportunidades de empleo y si no aviso, no sé quién moriría primero si ellos o yo...

– Ya para mañana lo tenemos preparado. – Contesto.

– Me alegra mucho haberme graduado de licenciada en Aeromoza y al terminar mis estudios de Idiomas Extranjeros creo que ya estaría preparada... – Dice juntando las manos y besándose los dedos suavemente.

– Es perfecto. – Consigo decir pero mi debate en la mente está entre si es perfecto lo que está estudiando o la simple acción que acaba de hacer con las manos.

Me habla del origen del café y lo mucho que le encanta, de las comidas triviales que tanto le fascinan y de que en su apartamento no ha podido dormir muy bien por la bulla del vecino, pero sin embargo, el frío de su habitación le hace sentir bien, hasta que me doy cuenta que el brillo en sus ojos es encantador como dos estrellas relucientes al hablarme de las tantas cosas que le gustan...

"El final como el comienzo de una historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora