Capítulo 13: Confrontación

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Vibra mi celular y al revisar es un número desconocido, contesto.

– “Aw… ¡Qué adorable…! Su… ¿Primera vez?” – Ríe a carcajadas. – “Yo no estaría segura de eso.” – Su estado de voz se torna serio. – “Luna te espera, cariño… Debes entregarle su franela. ¡Suerte!” – Cuelga la llamada.

Partimos un viaje corto por la autopista e intento que mis expresiones sean las más naturales posibles y no se me note al menos una pizca de nerviosismo.

– ¿Quién era? – Pregunta Nathy y me llega un mensaje al instante.

– Parece que uno de los trabajos que entregué en la universidad están incompletos y debo hacer algo al respecto. – Digo tratando de que no se fije en la franela que está atrás del auto.

*”Hola Eithan… Soy Cristine, estoy con Luna en el Centro Comercial y está muy fastidiosa de que te quiere ver…”*

– ¿Necesitas ayuda con eso? Creo que tendré mi día libre hoy. – Dice con mirada tierna.

– No. Está bien, no hace falta, muchas gracias. – Interrumpo. – ¿Te parece si pasamos la tarde juntos? – Sugiero antes de que se le ocurra otra cosa.

– Esta tarde estaré ocupada. – Dice haciendo pucheros.

– Entonces no nos veremos hasta mañana. – Respondo con indiferencia.

– ¿Qué dices? – Voltea y empieza a darme golpes a palma abierta.
Le agarro los brazos por la muñeca con una mano y con la otra la cara, dejando el auto en plena autopista conduciendo a una velocidad considerablemente alta.

– Que te amo. – Digo de la nada, mirándola a los ojos y viendo como su piel tan perfecta se torna de un color rojizo y sus ojos brillantes se hacen más penetrantes y confusos al mismo tiempo.
La suelto, retomo el control del auto con el volante y aumento un poco más la velocidad evadiendo uno que otro auto en el camino.
Aunque pareciera mentira, la universidad de ella con su fraternidad queda un poco lejos, relativamente puedo jurar que quedaba más cerca o posiblemente el tiempo pasa más detenidamente cuando estoy con Nathy, aunque igual, no pareciera real. En todo el transcurso del camino no decimos ni una sola palabra, aunque ella esté totalmente apenada, puesto a que su única expresión es su puño en su cara, tratando de ocultar su sonrisa, con los hombros erguidos y con su cara angelical totalmente sonrojada.

Llegamos a su fraternidad, ella se baja del auto y sin decirme nada se baja del auto y se marcha.

Me quedo a observar cómo se va retirando de mi vista y en segundos voltea sonriendo

– ¡Gracias! – Me grita con una sonrisa esplendorosa y se gira de nuevo.

Sigo sin entender esa magia que produce en mi ser como si fuera un respiro a mi alma. Es como si era todo lo que mi vida estaba buscando y hasta ahora lo tengo en cada momento y me hace sentir feliz, en serio, muy feliz. Una profundidad en sus ojos al mirarlos, me pierdo en ellos literalmente.

– Vaya, vaya… Pero, miren a quien tenemos aquí. – Dice alguien tocando la ventanilla del auto. Era Michael con algunos amigos.

– ¿Necesitas algo? – Digo con seriedad.

– Que te retires de aquí a no ser que quieras arrepentirte de haber venido. – Amenaza.

– No me hagas reír. – Digo sonriendo y enciendo el auto.

– Vamos márchate, te dejaré las cosas fáciles.

Hago rugir el motor del auto y ellos se retiran. Acelero y para darle un susto a Michael, le acerco el auto a toda velocidad pero freno al final de todo.

– ¡Fíjate qué haces! ¡Idiota! – Grita.

Me retiro sin más y le mando un mensaje a Cristine.
*¿Aún siguen allá?* Volteo y me quedo viendo su franela.

"El final como el comienzo de una historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora