Capítulo 8: Una decisión.

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*Vibra mi celular*
– Lo siento… – Era Nathy.

No sé quién es más idiota en este momento, si ella creyendo que con un mensaje así solucionaría todo este caótico problema mental que tengo en estos momentos, o yo, que veo ese mensaje como la luz al final del túnel, como la esperanza de seguir viviendo, como el último aliento de una asfixia autodidacta.

Decido no responder, quiero distraer mi mente, llevar los trabajos pendientes a la universidad y quizá hacer una parada en algún bar que me consiga por el camino, es increíble las vueltas que da el destino. En algún momento de mi vida, pensé que Nathy sentía lo mismo que yo, pero ¿Quién sabe cuánto tiempo lleva con su “novio”?

Tengo un muy crítico y estricto pensamiento con referencia a una pareja en la relación a la cual titulamos como “novio” o “novia”, quizá suene muy paranoico pero esa pareja así debe cumplir muchísimos requisitos no tangibles, esenciales, mágicos y especiales que al final del día te haga caer en cuenta que esa persona es muy diferente a las demás solo por el simple hecho de ser ésa persona.

Voy llegando a la universidad, estaciono mi auto e ingreso a entregar los trabajos. Por ahora todo está en orden, el director aprovechó tenía tiempo libre de revisar y me confirma que todo está excelente. Me retiro.

Saliendo de la universidad, veo más adelante en el pasillo hacia la salida a un par de chicas que, siendo sincero, se veían mal… Al parecer una estaba llorando y la otra que parecía ser su amiga, la estaba consolando, así que me tomo la molestia de acercarme a ver si puedo ayudar en algo.

– Disculpen… ¿Sucede algo? – Pregunto.

– Sí, tranquilo, todo está bien. – Dice la amiga tratando de evadirme.

– Estoy viendo llorar a una chica, la cual no parece estar bien. – Añado sarcásticamente. – ¿Necesitan algo?

– Gracias por estar pendiente y preguntar, pero todo está bien, no te preocupes. – Sigue evadiendo.

– Bueno, está bien, solo quería ayudar. – Digo mientras me retiro.

– ¿Realmente quieres ayudar? – Grita la chica que lloraba roncamente por el llanto.

– Eso fue lo que dije ¿no? – Digo volteándome y recostándome de la pared.

– Necesitamos distraernos… – Responde.

La otra chica la mira con una cara de confusa y al mismo tiempo le aprieta el brazo, como una manera de preguntar qué está haciendo.

– Eithan Smith, a su disposición si así lo desean. – Digo mientras me acerco extendiendo mi mano como saludo.

– Puedes decirme Luna. – Me toma la mano de manera cariñosa.

– ¿Y tu amiga es…? – Miro de manera curiosa a quien la acompaña.

– Cristine. – Dice de manera seca y cortante.

– Es un gusto para mí conocerlas. – Extiendo mis brazos. – Entonces ¿A dónde quisieran ir? – Propongo.

Cristine mira a Luna con duda, con inseguridad, pero en el fondo la mira como diciendo que si ella acepta salir de esta manera luego de cualquier cosa que haya sucedido, ella no la dejará sola.

– A unos minutos de aquí hay un club nocturno ¿te parece si nos acercamos a ver qué tal nos va? – Propone ella sin ningún rastro de haber llorado o sufrido.

– Por mí no hay problema. – Acompáñenme.
Salimos al estacionamiento y quise jugarles una pequeña broma, ellas por lo visto quieren despejar la mente y de la misma manera, yo también, así que me parece una idea normalmente buena.

Me acerco a un auto viejo, muy viejo que pareciera se desarmara con tan solo mirarlo y las chicas se quedan paradas y me preguntan que si ese es mi auto.

Levanto las llaves agarrándolas con el pulgar y el dedo índice.
– ¿Creen que estas llaves abren cualquier cacharra que exista por ahí? Se equivocan. – Sonrío y me dirijo a mi auto.
Abro la puerta del conductor y les aviso que se monten… Cristine se monta en el asiento de atrás, Luna le da una vuelta al auto y se monta en la parte del copiloto.
– Dicen que estos carros esconden muchos secretos…– Dice Luna de manera misteriosa y provocativa.

– Hay muchos rumores sí, no cabe duda que digan uno como ese. – Respondo.

– Espero hoy conocer los tuyos. – Me mira sonriendo y guiñando. 

*Vibra mi celular*
– ¿Puedes venir a mi casa? Quisiera conversar contigo, Nathy. –

"El final como el comienzo de una historia"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora