Todo esto es confuso, no sé qué estará rondando por la mente de Nathy, pero ahorita no quiero pensar en ella, no quiero pensar en que me ocultó una relación que quien sabe desde cuando la tenía…
No le responderé.
– Vaya, vaya… – Dice Cristine. – Al parecer el chico apuesto tiene una pareja… – Sonríe. – ¿O me equivoco? – Pregunta mientras se acerca hacia mí.
– Lamento decirlo pero estás totalmente equivocada, cariño. – Respondo sonriendo, enciendo el auto y lo hago rugir antes de irnos al club nocturno.
Entre risas y bromas hemos llegado al club. Ya la noche se hizo llegar y apenas acaba de empezar. Al entrar, nos acercamos a la barra, las chicas piden un Martini y yo solo pido una cerveza, luego de aquel mensaje, me siento un tanto incómodo y fuera de lugar.
– Ay… ¡No seas aburrido! – Reclama Luna. – Me haces el favor y le sirves a mi pareja de noche efímera un Martini como el mío… – Dice mientras me agarra por el hombro. – ¿O acaso no serás eso hoy para mí…? – Me susurra.
Por una extraña razón me empiezo a sentirme mejor pero esa fue una buena jugada de parte de ella, no me queda más opción que aceptar. El bartender me sirve lo que Luna le pidió y le sugiero a las chicas ir a la pista de baile.
Empezamos a bailar, cambiando de parejas y todo el entorno se acaloraba, es impresionante como la temperatura sube inmediatamente y como la melodía de una canción irrumpe en nuestra mente haciéndonos que nos sintamos más a gusto, aparte de las sensaciones de las caricias de Luna y el contacto que tiene su cuerpo con el mío.
Entre tanto baile, Cristine desaparece.
– Al parecer la noche solo queda para nosotros nada más. – Me dice al oído.
– Estás en lo correcto. – Le sostengo la cara con mi mano.
Este momento lo veía venir desde el principio, Luna besándome, creo que era todo lo que necesitaba en esta noche.
Sus labios delicados eran tan deliciosos como un manjar de melocotones, saboreando los míos en su hiel de un cruel momento vivido en su pasado, tratando de borrar aquel recuerdo amargo que la marcó con un beso tan apasionado que se le sentía hasta el alma, hasta que el beso termina, me toma por la mano y me lleva hacia la salida.
Nos montamos en el auto y ella se empieza desvestir, su camisa queda en el puesto de atrás, mientras que sus piernas rodeaban mis caderas y su peso contrarrestaba el mío, dejándola en una posición dominante donde mis manos ya no tienen control de mí, más bien de una parte perversa que solo toca aquellos puntos que le generan algún tipo de placer.
Me sigue besando de la misma manera que en el club y ya yo sigo perdiendo el control total de mi ser, así que ya no solo besaba sus labios, sino que también su cuello y su pecho.
– Solo será esta noche. – Se detiene mirándome, pero prosigue con sus besos.
*Vibra mi celular repetidamente.*
– ¿Vas a contestar…? – Dice entre besos.
La detengo. – Lo siento, no soy ese tipo de chicos que evita una llamada en momentos así, puede ser una urgencia. – Contesto el celular sin que Luna pueda ver quien estaba llamando, agarré el celular tan rápido que ni siquiera me di cuenta de quien estaba llamando así que contesto la llamada.
–“Te necesito urgente, por favor, necesito que vengas ya.” – Cuelgan.
Era Nathy, ahora sí me preocupa.
– Lo siento Luna, te llevaré a tu casa. Sí era una emergencia. – Le digo dándole un beso en el pecho.
Ella se incorpora en el asiento del copiloto y cruza sus brazos mirando por la venta mientras conduzco. Ni siquiera hizo el intento de colocarse la franela negra que tenía, pero eso solo significa una cosa.
Nunca me había sentido tan incómodo en este momento. La chica que me empezó a gustar y que en algún momento pensé que siente algo por mí, me acaba de llamar diciéndome que me necesita, mientras tenía otra chica prácticamente desconocida encima de mí besándome…
La vida no para de sorprenderme.
– Puedes indicarme dónde vives… – Le digo a Luna de lo más cariñoso que pueda. Creo que le he fallado.
– Si quieres me dejas aquí. – Dice sin desviar la mirada.
– Oye, no soy tan mal nacido como para dejarte sola en todo el medio de la carretera. Lo siento mucho de verdad, se me presentó una emergencia. Permíteme llevarte a tu casa. – Digo en un tono fuerte y al mismo tiempo suave.
– Sigue derecho en un par de cuadras, a la izquierda después de la estación de servicio. – Dice de la misma manera sin desviar su mirada pero bajando la cabeza.
Estiro la mano, agarro la franela.
– ¿La conservo de recuerdo? – Pregunto.
– ¡Idiota! ¡Devuélveme mi franela! – Grita y me golpea suave.
– Calma, calma… – Se la entrego. – Esa franela era mi excusa para volverte a ver. – Digo sin mirarla y siento su mirada de asombro.
– ¿Perdón? – Pregunta.
– Lo que acabas de oír. – Digo sin apartar mi vista.
– De ser así… – Tira la franela hacia los puestos de atrás y no me dice más nada en todo el transcurro del efímero viaje.
Llegamos a su casa y ella se baja sin decirme nada, pero antes de dirigirse a la puerta de su casa, se dirige a mi ventana.
– Antes que digas algo. Lo siento si te fallé esta noche. Te debo una mejor. – Digo en tono de culpa.
– Fue una noche maravillosa, no te preocupes. Esperaré mi franela. – Se retira.
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"El final como el comienzo de una historia"
RomanceEithan, posiblemente con muchos errores y malas decisiones en su vida toma rumbo a un destino que solo corresponde a alguien, a quien menos lo espera, a quien solo lo ama de verdad, a quien le corresponda, aunque no se dé cuenta...