Adiós

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Dolly

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Dolly

Sabía que Maximus lo había visto en mi mirada y era que mis labios habían pronunciado aquellas palabras porque era lo correcto, pero lo que en verdad quería era aferrarme a él con todas mis fuerzas, pero cada uno por su cuenta debía sanar, dejar atrás el pasado que nos perseguía y teníamos mucho tiempo, demasiado diría yo para un nosotros en el futuro, pero ahora mismo no era posible. Seguí mi camino sin mirar atrás, porque sabía mejor que nadie que si seguía un segundo más junto a él, podría hacerme cambiar de parecer.

—Le mentiste—dijo Sara. Me había tomado por el brazo para que detuviera mis pasos, pero ahora mismo no tenía ganas de escucharla—La tía dejó bien claro que terminaras el año aquí, sin excusas—miré fijamente a los chismosos que escuchaban con atención nuestra conversación en el pasillo, creo que les dije todo con mis ojos porque siguieron sus caminos.

—Lo sé—dije fríamente—Pero es mejor que se vaya haciendo a la idea, porque de todas formas me iré—tenía que mostrarme dura, porque si flaqueaba sabía que era la única que saldría lastimada.

Aparte la mano de Sara y lleve mis pasos al casillero, oraba porque los meses restantes pasaran volando, aunque sabía que mi ansiedad haría todo más difícil, me estaba retando a mí misma, esperaba poder soportar hasta el final.

Miré la foto que adornaba la puerta de mi casillero. No entendía porque aun la guardaba, aunque quizás era para recordarme siempre que no tenía derecho a ser feliz, que mis estupideces habían llevado las cosas entre James y yo por un camino sin retorno. Una luz se había apagado, una que había brillado iluminando la vida de todos aquellos que lo habíamos amado y no lo había olvidado. Recordaba a James como si fuese el primer día.

— ¿Estás llorando?—. Preguntó Sara, quién no se conformó tan solo con que respondiera su estúpida pregunta, llevo su mirada a mi casillero, donde la había tenido puesta antes—Nunca dejaras de amarlo—dijo con tristeza, una que sabía era genuina. Quizás se había comportado como una perra por su puta obsesión con Maximus, pero Sara me había apoyado de principio a fin después de la muerte de James, no podía odiarla aunque lo intentara con todas mis malditas fuerzas.

—No deja de doler—comente y cerré con poca sutileza el casillero. Y me aleje aunque sabía que sería difícil concentrarme en clases.

***

Le suplique por última vez a mi madre que firmara mi traslado, pero nuevamente se negó. Sabía que su temor era volver a verme sumida en la depresión que ya había superado, pero no sabía cómo soportaría mirar a Maximus todos los días hasta fin de curso. Aquel chico me había hecho sentir de nuevo, pero los dos estábamos muy rotos para siquiera dejar que el amor entre los dos fluyera. Solté un resoplido y me abracé a mí misma, mirando la luna desde la terraza, la casa estaba bastante silenciosa y era algo que agradecía, pero el sonido del timbre acabó con aquella paz.

Escuche unos pasos acercarse y luego la tía Clare apareció frente a mí. Pude notar una leve incomodidad en su mirada y sentí que el silencio se había prolongado más de la cuenta, quizás buscaba las palabras correctas o sólo procuraba como siempre ser cautelosa.

—El chico Blake está aquí ¿quieres que lo deje pasar?—pregunto y lo pensé por un segundo.

—Iré a verlo—dije mientras el corazón me comenzó a latir con fuerza.

Maximus se encontraba de pie en medio de la entrada de cemento con las manos en los bolsillos. Cerré la puerta con cuidado detrás de mí y comencé a caminar hacia él. Sus ojos me miraron llenos de anhelo y desesperación, me recordaron aquel momento de mi vida en la que me había sentido exactamente igual y ahora entendía como se había sentido James. Triste y roto era duro encontrarme en sus zapatos.

— ¿Quieres caminar?—preguntó con cuidado y yo asentí, porque qué más podía hacer, se había tomado la molestia de venir hasta aquí.

La urbe donde vivía era tranquila y silenciosa, cosa que hacía aún más triste aquella situación, parecía que no teníamos nada que decir, aunque a decir verdad existía mucho, pero no sabía siquiera por dónde comenzar. De lo único que estaba realmente segura era que Maximus y yo no estábamos listos para un nosotros. Teníamos que unir los pedazos de nuestras vidas, para poder construir nuestra propia historia.

—Presiento que ni siquiera me darás una oportunidad—dijo apesumbrado, me abrigue mucho más con mis brazos y me detuve en medio de la acera.

—Estamos en el borde de un precipicio Maximus, si seguimos juntos lo único que haremos será caer en picada—tomó una larga respiración y se quedó a una distancia prudente mí.

—Entonces ¿aquí es donde nos decimos adiós?—.se me hizo un nudo en la garganta y cuando depositó su mirada sobre mi sentí que el hilo que nos unía se rompía. Corto la distancia que nos separaba y acuno mi rostro en sus manos, no pude evitar lo que pasó después, porque no quería hacerlo deje que sus labios se unieran a los míos, mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas y las suyas.

—Adiós, Maximus—dije cuando este se separó de mí.

—Adiós—dijo dándome la espalda y lo vi marcharse sin tener la certeza de si algún día podría volver a estar con él. 

El mismo cielo✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora