Solo para mí

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Maximus 

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Maximus 

Me quede allí estático, mirando como Dolly se alejaba y sintiendo tan inmensa aquella distancia entre nosotros. Stephanie se aferró con más fuerza a mi brazo y sin poder soportarlo más la aparte de mí. Con su mirada me lo dijo todo, pero yo no tenía ánimos para discutir, ni siquiera quería tenerla cerca. El regreso de Dolly estaba removiendo todo esos sentimientos que tenía bien guardado en lo más profundo de mí y ahora no sé porque tenía la necesidad de leer aquella carta.

— ¡Maximus Blake!—impero Stephanie con tono brusco. La mire con molestia, pero trate de no perder la paciencia con ella—Te pregunte qué ¿Quién era esa chica y de donde la conoces?—. Ni siquiera la había escuchado.

—Para mí que ahí hubo fuego—mire a Alex porque siempre tenía que decir algo fuera de lugar.

—Fuimos juntos a la escuela el último año—dije sin querer añadir nada más, pero todos me miraron expectantes—Ella, su prima y yo fuimos a la escuela juntos el último año y no tengo más nada que agregar—me aleje de ellos y camine en dirección a mi dormitorio, como siempre Steph me siguió.

Me tomo por el brazo y me obligo a detenerme. No estaba de humor para sus cuestionamientos y tampoco para hacerle entender nuevamente que nuestra relación no era tan seria como ella imaginaba en su cabeza, me gustaba estar con ella, pero no cuando se volvía intensa y posesiva. Me decía a mí mismo que no debía hacer comparaciones, pero es que era imposible no hacerlo. Porque a pesar de la infinidad de cosas que nos separaban, Dolly no se parece a ninguna otra.

—Puedo verlo en tus ojos, no solo fueron juntos a la escuela—aparte con delicadeza su brazo, acune su rostro en mis manos y deje un beso sobre su frente.

—No preguntes, porque no te gustaran las repuestas—la deje en medio de aquel pasillo y seguí el camino hacia mi habitación, aunque sabía que tarde o temprano se enteraría de la verdad.

***

Puse patas arriba mi habitación buscando aquella carta, pero todos mis esfuerzos habían sido en vano. Era probable que siguiera en casa de mis padres, pero creí haberla puesto en la maleta el día en que me mude a la residencia, aunque si así fuera pareciera que la tierra se la hubiese tragado. Me di por vencido y decidí que era el momento de dejar de ignorar las llamadas de Stephanie, debía asistir aquella fiesta porque se lo había prometido, pero lo que necesitaba ahora realmente tenia nombre y apellido.

Los alrededores de la casa Betha eran todo un caos y era que aquella fraternidad era famosa por lo animado que eran sus miembros, Alex era uno de ellos así que era fácil darse cuenta de los requisitos que necesitabas para ser miembro. Black Pink se escuchaba de fondo y era probable que Rose la novia de Russell tuviese el control del audio la chica no paraba de hablar de aquel grupo.

—Pero mira nada más quien nos honró con su presencia, la estrella del equipo de natación—Todos estaban reunidos en la sala de descanso incluyendo Stephanie quien arrugo el rostro en cuanto sus ojos se posaron en mí.

—Lo siento—dije sentándome junto a ella, deje un beso sobre su mejilla y esta se sonrojo al instante.

—¿Una bebida?—ofreció Russell, pero negué con la cabeza y entonces como un maldito cliché de novela juvenil la vi entrar.

Había dejado suelto su cabello y había pintado sus labios de un rojo intenso que los hacia destacar. Ahora me daba cuenta que ya no poseía aquella cara aniñada, Dolly se estaba convirtiendo en una maldita mujer. La más hermosa que mis ojos habían visto jamás y si señores, teníamos un maldito problema y era que esa mujer tenía que ser solo para mí.

El mismo cielo✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora