Nada nos va a separar

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Dolly

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Dolly

Miraba con poco gusto aquel partido de fútbol. Cruce los brazos sobre el pecho y observe a Maximus quien se encontraba extasiado sentado a mi lado. Le regalaba una sonrisa cada vez que me miraba, más falsa que el cabello de Stephanie y sabía que el podía notar mi incomodidad, sin embargo no hacía nada para cambiar aquella situación. Sara llego en aquel momento acompañada de su novio y se sentó en los asientos próximos a nosotros. La mire con las cejas alzadas, porque pensé que había llegado a salvarme de aquella tortura, pero la muy maldita se acomodó para disfrutar de aquel partido.

—No te ves muy feliz—dijo con burla y no me limite a mirarla con odio.

—Oh, vamos amor. Esto es muy entretenido, no sé cómo no puede gustarte—Maximus se acercó y dejo un beso sobre mi mejilla. Ni siquiera me moleste en cambiar la expresión de mi rostro—Ya acabo el primer tiempo—dijo con tanto entusiasmo que me pareció un poco extraño mientras las porristas salían al campo para dar su espectáculo.

—Lo que me faltaba—refunfuñe.

Me hundí más en mi asiento y mire aquel ridículo espectáculo disgustada. Resople con fastidio y lleve la mirada junto a mí para mostrarle a mi novio lo molestaba que me encontraba, sin embargo Maximus ya no estaba. Sara levanto los hombros haciendo entender que no sabía nada y busque en todo el alrededor a ver si lo encontraba. Entonces escuche su voz por los altavoces.

—Sí, si probando se escucha bien—dijo y todos los presentes vociferaron en afirmación.

Lo mire con los ojos bien abiertos y una sonrisa socarrona adorno su rostro. Las putas porristas revoloteaban detrás de él y mi intención en aquel momento era saltar aquella cerca y golpearlas a todas, pero había algo extraño en todo aquello. Ellas también parecían mirar en mi dirección. Maximus se aclaró la garganta y todo el estadio se quedó en absoluto silencio. Alguien toco mi hombro y me entrego una rosa blanca y así varias personas se me fueron acercando hasta que aquello se convirtió en un gran ramo y por último Sara me entrego un sobre en color azul cielo.

—Pero antes de que lo abras Dolly Faster—resonó la voz de Maximus por los alto parlantes—Quiero preguntarte algo—el corazón me comenzó a latir desbocado y todo mi mal humor de aquel día fue sustituido por los nervios— ¡Vamos con la porra chicas!

— ¡Oh si, ahora vamos!—vocifero una de ellas con entusiasmo mientras que cinco de sus demás compañeras dieron un paso adelante y cada una levanto un cartel...

T-E A-M-O

Eran las palabras que habían formado...

—Ahora si puedes abrir el sobre—lo abrí con manos temblorosas y me tape la boca al leer lo que ponía, pero al parecer mi chico estaba mucho más nervioso que yo— ¿Te casarías conmigo Dolly Faster?—le escuche decir mientras yo seguía con los ojos pegados al papel cuando y comencé a sentirme ansiosa.

Sujete las flores con fuerza y me puse de pie, pero antes de salir corriendo de allí alguien me detuvo. Era Sara.

—No siempre las cosas deben ser al tiempo que nosotros queremos Dolly, sino al tiempo que deben ser—me quede mirándola fijamente algo sorprendida. No me había dado cuenta que Sara había madurado, tanto que ahora mismo tenía toda la razón. Este era el momento perfecto para nosotros dos.

El rostro de Maximus había cambiado al notar mi reacción y le regale una sonrisa para remediar aquello. Asentí con la cabeza y cuando mire a mi alrededor caí en la cuenta de que todos me estaban muy pendientes de lo que iba a decir. En aquel silencio el más mínimo ruido podía escucharse y sabía que la gente esperaba que gritara mi respuesta a todo pulmón. Sara sujeto mi mano haciéndome entender que estaba conmigo que ella me apoyaba y que sin importar que ella siempre estaría a mi lado.

— ¡Si quiero casarme contigo Maximus Blake!—. Grité a todas mis fuerzas y la gente en el estadio se puso eufórica y estallo en gritos de emoción.

Maximus salto la valla y escalo como loco por entre los asientos y la gente le abrió paso. Una lagrima rodó por mi mejilla, pero en ningún momento deje de sonreírle porque este chico loco había roto todos los esquemas y me estaba sacando de mi zona de confort, aunque hace mucho que había traspasado aquel muro, porque desde el momento en que decidí venir a buscarlo el mismo se había derrumbado.

— ¿En serio?—pregunto y pude ver todo el amor en su mirada. No necesitaba más confirmación que aquel gesto.

—Si—afirme, mientras Maximus acunaba mi rostro con sus manos—Te amo y no quiero ver con nadie más el cielo amor—deposito un suave beso sobre mis labios y deje que me colocara el anillo. Ahora sí, nada podría separar nuestros caminos.

El mismo cielo✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora