Astrid entró en su clase y se sentó en su sitio.
No había visto a Víctor en la entrada, y en cierto modo se alegraba.
Por suerte, Iván tampoco estaba en clase.
Había intentado fingir que estaba enferma pero su padre la había obligado a ir.
En ese momento, una cabeza asomó por la puerta.
Era una chica muy guapa de unos trece años, con el pelo largo y rubio.
-¿Eres Astrid?- preguntó.
-Sí- contestó ella-. ¿Tú quién eres?
-Me llamo Claudia- dijo.
-Ah, ¿y qué quieres de mí?
Claudia miró al pasillo.
-Oye, ¿cuándo empezaste a salir con Vic?- dijo.
Astrid abrió mucho los ojos.
-¿Qué?- soltó.
-Venga, todo el mundo sabe que estáis juntos.
-¿Quién eres?
-Tu cuñadita- sonrió.
¿La hermana de Víctor? ¿Víctor tenía hermana?
-En realidad no estamos juntos.
-Ya, venga, a otra con escusas. Que tengo trece años, no soy una cría.
-Pero esque...
-Tengo que contárselo a mis padres. Las novias de Vic son un tema muy importante en mi casa.
Astrid iba a replicar, pero el comentario de Claudia la hizo parar en seco.
-¿Novias?¿Cuantas novias?
Claudia sonrió maliciosamente.
-Uff... No sé. Demasiadas para acormarme de todas.
Astrid entrecerró los ojos y miró a la chica.
-Pero puede que tú le gustes más que las otras. O no, quién sabe. ¿Sabes cómo llama Vic a sus novias?
Astrid negó con la cabeza.
-Pañuelos, porque son de usar y tirar. Aunque hay otra versión... Incluye el nombre de una de las cosas que usa con sus Pañuelos.
Astrid empezaba a sentirse muy molesta.
Por lo que decía esa niña, Víctor no era lo que creía ella.
-¿Es que no sabías todo esto?- preguntó Claudia.
-No. No lo sabía. Pero gracias por la información.
-De nada. Que tengas buen día.
Y con la mejor de sus sonrisas, salió de allí.
Astrid se dejó caer en la silla.
Se encontraba mal. Muy mal.
Tenía unas ganas terribles de llorar.
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Por fin tocó el timbre para volver a casa.
La sensación de angustia que le había producido hablar con Claudia no había desaparecido.
Al salir, chocó con una chica.
-Lo siento- se disculparon a la vez.
Se alejó caminando para ir a su casa.
Pero, no se dio cuenta de que se la había caído un cuaderno violeta.
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Si la princesa abriera los ojos...
RomancePara Astrid, el mundo deja mucho que desear. Sola, sin amigos en los que poder confiar al mudarse con sus padres. Y entonces conoce a Víctor, un joven de ojos traviesos y muchas ganas de disfrutar de sus propias locuras. ¿Será capaz de abrir los oj...