La chica se llamaba Sara.
Ruth, Astrid y Vero caminaron junto a ella hasta dónde se supone debería estar su coche.
Pero no había ningún coche en la plaza en la que había aparcado.
Había tres chicos sentados en la calle, hablando.
Sara se acercó a ellos, mientras que las demás se quedaron atrás.
-Perdón, ¿habéis visto que alguien se haya llevado un coche que había aquí aparcado?
Una de las chicas, la más alta, se encogió de hombros.
-Sí, espera- cortó la otra, que llevaba una coleta alta a un lado, mientras Sara suspiraba-. Un chico se lo llevó hace un rato. Era un coche... Rojo, ¿no?
-Sí, un chico se ha llevado de aquí un coche rojo hace como una media hora- afirmó el tercero, un chico moreno.
Sara resopló.
-No me lo puedo creer- murmuró.
-¿Sabes quién es el chico?- preguntó Ruth.
-Sí, sí, desgraciadamente lo sé. Es mi ex.
Astrid miraba con curiosidad a los tres chicos, que se habían puesto de pie.
-¿Te ha robado el coche?
-Tenía llaves- respondió Sara, con cansancio-. No me las devolvió.
-¿Os habéis perdido?- preguntó la chica de la coleta.
-Sí, no vivimos por aquí, y no tenemos ni idea de dónde estamos- dijo Ruth.
-Ah, nosotros tampoco- intervino la chica alta, refiriéndose a ella y al chico-. Pero Lledó sí.
La chica de la coleta, Lledó, sonrió.
-Sí queréis, os puedo decir dónde estamos, o cómo volver a vuestro barrio- se ofreció.
-Oye, ¿vosotros dos no vais a nuestro instituto?- preguntó Vero a los otros dos.
-Sí- contestó la chica alta-. Aunque creo que nunca hemos hablado. Yo soy Salomé. Y él es...
-David- cortó Astrid sin darse cuenta. Todos la miraron. Ella enrojeció un poco-. Es que... Va a mi clase. Eres amigo de Javi, ¿verdad?
-Sí, soy su amigo.
-Pues si sabéis volver hasta allí, estaría bastante bien- dijo Vero.
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Javi y Marta deambularon por las calles un rato sin saber muy bien por dónde ir.
-Eh, espera- dijo Javi de repente.
Marta le miró.
-Esto me suena- dijo mirando a su alrededor.
-¿En serio?- preguntó ella.
-Sí. Por aquí vive una amiga mía. Y... si no recuerdo mal, David y Salomé habían quedado hoy con ella.
-David y Salomé... Son tus amigos, ¿no?
-Sí, son mis amigos.
-¿Y sabes dónde vive tu otra amiga?
-Sí, pero no creo que estén ahora en su casa. Así que, ¿qué hacemos?
-Podemos ir a la calle en la que viva tu amiga y esperar a que vuelvan.
Javi la miró.
-Qué cosas...- dijo él.
Marta suspiró.
-Sí, vale. Vamos a su calle.
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Víctor y Marina se habían rendido.
-A ver, podríamos volver a casa de Limi y llamarlos uno por uno, porque aquí no hay nada de cobertura.- dijo él.
-Sí, pero... Bff. Volver hasta casa de Limi...
-Sí, bueno, está bastante lejos, pero...
-¿Bastante lejos? ¡Está a tomar por culo!
En ese momento, una chica pasó a su lado. Tendría unos veinte años y aspecto de estar preocupada.
Sin embargo, se quedó mirando a Víctor, como analizándole.
-Es increíble lo que os parecéis- dijo.
Víctor y Marina intercambiaron una mirada.
-Oh, dime que te llamas Víctor y has perdido a tu hermana, a tu novia y a tu amiga.
Los dos amigos abrieron mucho los ojos, sorprendidos.
Ella sonrió.
-Bueno, lo mejor será que me presente. Me llamo Sara, y creo que tenemos que hablar.
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Si la princesa abriera los ojos...
RomancePara Astrid, el mundo deja mucho que desear. Sola, sin amigos en los que poder confiar al mudarse con sus padres. Y entonces conoce a Víctor, un joven de ojos traviesos y muchas ganas de disfrutar de sus propias locuras. ¿Será capaz de abrir los oj...