26.¿Velas, rosas y bombones?

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Los amigos llevaban cerca de quince minutos discutiendo.

-¿Que está en el paraíso y no quiere volver?- preguntó Marta.

-Es una metáfora- dijo Patricia.

-No jodas, Patri- soltó Marina.

-¿Dónde estará?- intervino Limi.

-Estaba feliz, ¿no?- todos miraron a Vero, que acababa de hablar-. Pues está claro, está con Astrid.

-No puede ser, ¿cómo va a estar con Astrid?- Marta negó con la cabeza.

-Y, además, no se hablaban- añadió Patricia.

-Venga, dice que está en el paraíso- insistió Vero-. El paraíso de Víctor es Astrid.

-Igual es verdad- opinó Marina.

Estaban todos en casa de Marta y Víctor, en el cuarto de la chica.

Un portazo les hizo callar.

Los saltos en la escalera y la puerta del cuarto de Víctor abriéndose les hizo asomarse.

En su cuarto estaba él, cogiendo una mochila.

-¡Víctor!- chilló Marta corriendo hacia él-. ¿Estabas con Astrid?

El resopló al ver a sus amigos allí.

Su teléfono empezó a sonar y lo cogió tras ver que era Astrid.

-¿Sí?

-Vic, tengo que irme a casa, me han llamado mis padres.

Víctor perdió la sonrisa.

-Pero quiero volver a estar contigo, pronto, quiero estar siempre contigo.

Él sonrió otra vez.

-Yo también, princesa.

-¿Qué te parece...- titubeó nerviosa- esta noche?

Víctor tragó saliva.

-Perfecto. ¿Paso a recogerte?

-Mejor no. No creo que mi padre me dejara irme de noche con un chico tan guapo, que encima no es mi novio.

Él sonrió con una mezcla de tristeza y resignación.

-¿Qué tal si quedamos en la casa aban...- empezó él.

- Sí- cortó ella.

-¿A qué hora? ¿A las nueve y media?

-Vale. Nos vemos luego.

-Adiós.

Víctor colgó y se llevó el móvil al pecho mientras sonreía.

-Ya te digo que era Astrid- dijo la voz Vero-. ¿No veis la cara de gilipollas que se le ha quedado? Era Astrid, seguro.

-Sí, y han quedado esta noche- siguió Limi.

-¡Una noche loca de pasión!- Marta parecía estar encantada.

Víctor la fulminó con la mirada.

-Tengo cosas que hacer. Meteos en el cuarto de la loca esta y dejadme en paz.

-¿No podemos ayudarte?- preguntó Vero.

Víctor la miró con mala cara.

-Somos sus amigas, claro que vamos a ayudarle- afirmó Marina.

-Tengo que ir a comprar algo- dijo él.

-¿Velas, rosas y bombones?- aventuró Vero con una sonrisa.

Si la princesa abriera los ojos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora