Los amigos llevaban cerca de quince minutos discutiendo.
-¿Que está en el paraíso y no quiere volver?- preguntó Marta.
-Es una metáfora- dijo Patricia.
-No jodas, Patri- soltó Marina.
-¿Dónde estará?- intervino Limi.
-Estaba feliz, ¿no?- todos miraron a Vero, que acababa de hablar-. Pues está claro, está con Astrid.
-No puede ser, ¿cómo va a estar con Astrid?- Marta negó con la cabeza.
-Y, además, no se hablaban- añadió Patricia.
-Venga, dice que está en el paraíso- insistió Vero-. El paraíso de Víctor es Astrid.
-Igual es verdad- opinó Marina.
Estaban todos en casa de Marta y Víctor, en el cuarto de la chica.
Un portazo les hizo callar.
Los saltos en la escalera y la puerta del cuarto de Víctor abriéndose les hizo asomarse.
En su cuarto estaba él, cogiendo una mochila.
-¡Víctor!- chilló Marta corriendo hacia él-. ¿Estabas con Astrid?
El resopló al ver a sus amigos allí.
Su teléfono empezó a sonar y lo cogió tras ver que era Astrid.
-¿Sí?
-Vic, tengo que irme a casa, me han llamado mis padres.
Víctor perdió la sonrisa.
-Pero quiero volver a estar contigo, pronto, quiero estar siempre contigo.
Él sonrió otra vez.
-Yo también, princesa.
-¿Qué te parece...- titubeó nerviosa- esta noche?
Víctor tragó saliva.
-Perfecto. ¿Paso a recogerte?
-Mejor no. No creo que mi padre me dejara irme de noche con un chico tan guapo, que encima no es mi novio.
Él sonrió con una mezcla de tristeza y resignación.
-¿Qué tal si quedamos en la casa aban...- empezó él.
- Sí- cortó ella.
-¿A qué hora? ¿A las nueve y media?
-Vale. Nos vemos luego.
-Adiós.
Víctor colgó y se llevó el móvil al pecho mientras sonreía.
-Ya te digo que era Astrid- dijo la voz Vero-. ¿No veis la cara de gilipollas que se le ha quedado? Era Astrid, seguro.
-Sí, y han quedado esta noche- siguió Limi.
-¡Una noche loca de pasión!- Marta parecía estar encantada.
Víctor la fulminó con la mirada.
-Tengo cosas que hacer. Meteos en el cuarto de la loca esta y dejadme en paz.
-¿No podemos ayudarte?- preguntó Vero.
Víctor la miró con mala cara.
-Somos sus amigas, claro que vamos a ayudarle- afirmó Marina.
-Tengo que ir a comprar algo- dijo él.
-¿Velas, rosas y bombones?- aventuró Vero con una sonrisa.
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Si la princesa abriera los ojos...
RomansPara Astrid, el mundo deja mucho que desear. Sola, sin amigos en los que poder confiar al mudarse con sus padres. Y entonces conoce a Víctor, un joven de ojos traviesos y muchas ganas de disfrutar de sus propias locuras. ¿Será capaz de abrir los oj...