30.Colgante de araña.

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Astrid empezó a despertarse y se encontró con que tenía la cabeza en el ragazo de Javi.

Se incorporó y le miró un momento; seguía dormido.

Por fin fue consciente de lo hambrienta que estaba.

La noche anterior no se había comido nada de lo que Javi y Marina habían llevado.

Y ahora tenía hambre.

Se levantó con cuidado de no despertar al chico, pero él ya estaba abriendo los ojos.

-Buenos días- saludó el chico.

Marina, Vero y Marta también se despertaron.

Los cinco bajaron a la cafetería del hospital.

Se sentaron en una mesa mientras desayunaban.

No hablaron mucho, pero no era un silencio incómodo.

Después salieron para tomar un poco el aire.

Javi desapareció un momento, dejando a las chicas solas.

Cuando volvió, traía un ramo enorme de todo tipo de flores.

Gritó ¡felicidades! tan alto como pudo, consiguiendo que todo el mundo se quedase mirando a los cinco adolescentes.

Astrid, muy sonrojada, le dio las gracias a Javi, encantada con el ramo.

Se fueron juntos a dar una vuelta, y acabaron en el miniparque de atracciones que rodeaba al centro comercial.

Había una noria pequeña, un tiovivo y una montaña rusa.

Pasaron el día allí, riendo y pasándolo bien, dejando que el dolor abandonase por un momento sus corazones.

Al final, cuando estaban comiéndose una tarta de color rosa, el teléfono de Marta sonó.

La chica lo cogió y descolgó.

-¿Sí?...¿Qué pasa?... ¿Sobre Víctor?¿Está bien?... No, no... Vale, enseguida estamos allí, pero, ¿no sabes nada?... Vale, ya vamos.

Y colgó.

Miró a sus amigos.

-Era Limi. Dice que hay noticias sobre Víctor.

Astrid se tensó.

-¿Cómo está? ¿Está bien?- interrogó.

-No me ha dicho nada. Solo que fuéramos.

Asintió.

Los chicos fueron al hospital de nuevo.

Astrid no sabía muy bien cómo se sentía.

Estaba nerviosa, también esperanzada, aterrorizada...

Los padres de Víctor estaban al final del pasillo con Claudia.

Estaban demasiado lejos para descifrar sus rostros.

Limi estaba en su silla de ruedas esperándoles.

-¿Qué pasa con Víctor?- preguntó Marta.

Limi bajó la vista y a Astrid se le aceleró el pulso.

¿Qué pasaba?

¿Por qué nadie decía nada?

-Víctor... No...- las lágrimas se resbalaron de los ojos de Limi y Astrid sintió todo el peso del mundo sobre ella-. No... Víctor nos ha dejado. Ha... ha muerto.

Las piernas le fallaron a la chica y se desplomó en el suelo.

Víctor había muerto.
Víctor se ha ido. No volverá a mi lado, pensó Astrid antes de desmayarse y golpearse la cabeza con el frío suelo del hospital.

Si la princesa abriera los ojos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora