36.No puede ser.

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Víctor se giró cuando alguien le tocó el hombro.
-¡Claudia! ¿Qué haces aquí?- soltó sorprendido.
Claudia sonrió.
-Limi no te ha invitado- añadió.
-No, claro que no. Ni a Natalia tampoco.
Víctor distinguió a la otra chica detrás de su hermana.
-¿Qué hacéis aquí?- preguntó.
-Víctor, Víctor- riñó-, creía que eras todo un caballero. Dudo que los caballeros vayan por ahí rompiéndole el corazón a las chicas que le aman.
-¿Hablas de Natalia?
-Claramente, estúpido.
-Oh, vamos, Natalia no me ama. Amar no es fácil.
-Todo lo contrario. Parece demasiado fácil.
-No puedes entenderlo- susurró-. Hay que amar a alguien de verdad para entender que amar no es fácil. Es muy complicado. Amar supone aceptar que te van ha hacer daño y que tú le vas a hacer daño a la persona a la que amas, porque es así. Porque es difícil estar con una persona, porque es imposible que todo sea perfecto.
-¿Por qué piensas que no lo entiendo? ¿No crees que yo pueda haber amado?
-No, ya te he dicho que amar es difícil.
-No es mi culpa que la gilipollas de Marta se haya quedado con...- cerró la boca.
Víctor frunció el ceño.
-¿Te gusta Javi?- preguntó.
Claudia enrojeció, aunque su hermano no fue capaz de adivinar si por vergüenza o por ira.
-Cállate- contestó.
-Te gusta Javi- repitió.
-¡He dicho que te calles!- exclamó enfadada.
Claudia tiró del brazo de Natalia, colocándola a su lado.
-Vamos, Nati es mucho más guapa que Astrid- dijo, aunque ya sabía que ese argumento no servía con su hermano.
-Claudia...
-No, Claudia no- cortó-. ¿Qué tiene Astrid que no tenga Natalia?
Víctor sonrió levemente. Sus ojos brillaron de forma especial.
-Ella tiene mi corazón- respondió con sinceridad.
-Sí, claro, un corazón que ya ha roto miles de veces. ¿Cómo sabes que mañana no será la siguiente?
Él se encogió de hombros.
-Bueno, tienes razón, no lo sé. No sé si mañana me romperá el corazón- admitió-. Pero la conozco lo suficiente para amarla, y sé que si me rompe el corazón, será ella misma quién recoja los trozos y quién los vuelva a unir. Porque es la única capaz de hacerlo.
Claudia puso los ojos en blanco.
-Mira, estoy harta de esa aptitud tuya de chico perfecto y sensible, porque es mentira. No existen chicos perfectos. Y menos sensibles.
-Claudia, lo que dices no tiene ningún sentido- replicó Víctor.
La chica resopló. Se puso detrás de Natalia y la empujó hacia él, y Víctor no pudo evitar sostener sus brazos para que no cayera al suelo.
Natalia dudó un segundo, pero finalmente puso sus manos en los hombros de él y unió sus labios a los de el chico.
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Iván entró en el baño.
Astrid sintió un escalofrío.
-Astrid, ¿qué tal?- preguntó con una sonrisa en los labios.
Ella respiró hondo.
¿Qué hacía?
No había vuelto ha hablar con Iván desde lo sucedido en su cumpleaños.
Y no era que le apeteciese volver ha hacerlo en ese momento.
Lo único que quería era encontrarse con Víctor, besarle, y después, unirse a todos sus amigos para celebrar el cumpleaños de Limi.
-Venga, contesta, no seas rencorosa- añadió el chico.
Los ojos de Astrid se llenaron de ira.
¿Que no fuera rencorosa?
-Dejadme en paz- contestó.
Iván frunció el ceño.
-Pensé que éramos amigos.
-¿Amigos?- escupió la palabra.
-Astrid, ya hace mucho tiempo de lo que pasó entre nosotros.
-No el suficiente- masculló; tenía que salir de allí.
-Astrid- protestó.
-¿Qué se supone que quieres?- preguntó molesta.
-¿Yo? Que seamos amigos.
Ella se echó a reír.
-Venga ya.
-Bueno, tienes razón. Quiero saber dónde está Víctor.
-¿Para qué?- un escalofrío le recogió la espalda.
-Para demostrarle de nuevo que no le venía bien salirse con la suya en esa ocasión y tampoco ahora.
-¿¡Qué dices!? ¿Estás mal de la cabeza? No te hacerques a Víctor.
-¿Tienes idea de lo patético que resulta ese enfermizo amor vuestro?- intervino Adriana.
Astrid resopló.
-Es cierto- añadió Iván, asintiendo.
Ella desvió la mirada; ¿creían que le importaba lo que decían?
-Si tan enfermizos os parecemos, no sé porque queréis pasar tiempo conmigo vuntariamente- replicó.
-Se llama ajustar cuentas. Y Víctor me debe bastantes.
-Él no te debe nada.
-Se quedó contigo- se encogió de hombros.
-Yo me quedé con él- corrigió Astrid.
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Marta y Javi casi chocan con Limi, que parecía estar a punto de desplomarse en cualquier momento.
Iban cogidos de la mano y sonreían inevitablemente.
-¿Has visto a Ruth?- le preguntó Limi a Marta.
Ella se encogió de hombros.
-No sabía que estuviera aquí- dijo.
Limi frunció el ceño.
-Pues tengo que encontrarla- afirmó decidido.
-¿Para qué?- intervino Javi.
-Tengo que liarme con ella y conseguir que salga conmigo- respondió, como si fuera algo obvio.
Javi abrió más los ojos, algo sorprendido. Se metió la mano libre en el bolsillo de los vaqueros.
-Ah, vale- contestó.
-¿Y vosotros?- dijo Limi.
-¿Nosotros, qué?- Marta se pasó una mano por el pelo.
Limi señaló sus manos entrelazadas.
Ellos se soltaron con rapidez.
-Ah, venga no finjais. Os he visto liándoos antes, en la puerta.
-¿Y se puede saber por qué nos espiabas?- preguntó Marta sonrojándose.
-Es mi casa- se limitó a decir-. Bueno, me voy a buscar a Ruth.
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Víctor no cerró los ojos y vio con una mezcla de pánico y horror como Natalia le besaba.
Durante un par de segundos, no fue capaz de reaccionar.
¿Qué se suponía que debía hacer?
Cuando recuperó la voluntad de sus piernas, se apartó rápidamente.
Natalia le miraba con una mezcla de satisfacción y miedo.
Claudia se acercó a ellos.
-Si no la besas otra vez, y esta vez de verdad, le diremos a Astrid que la has besado.
Víctor palideció, pero se mantuvo firme.
-Astrid jamás os creería- afirmó.
Su hermana levantó su teléfono móvil, en el que había una imagen en la que se veía perfectamente a Natalia y a él besándose.
Víctor miró a su hermana horrorizado.
¿Hablaba en serio?

Si la princesa abriera los ojos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora