Llamaron a la puerta de su cuarto un par de veces.
-¿Qué?- preguntó Víctor, algo irritado.
-Vic, me voy a patinar con Natalia. ¿Quieres venir con nosotras?
Lo último que le apetecía a Víctor era irse a patinar con su plasta hermana y la tonta de su amiga.
-Claudia, no quiero patinar. No me apetece.
-Bueno, luego vamos a tomar un batido. Eso sí te apetecerá, ¿no?
-No.
-¡Víctor! ¡Eres un aburrido!
-No soy aburrido. Tú tienes trece años, no puedes esperar comprender los problemas de alguien de diecisiete.
Claudia resopló.
Los únicos problemas que tenía su hermano eran los relacionados con la niñata rubia.
-¿Sabes qué?- dijo ella-. A Natalia le pareces muy guapo.
-Natalia es una cría, como tú.
-Natalia tiene catorce.
-Bah...
-Me ha dicho que si quieres salir con ella.
Víctor reprimió una amarga carcajada; ¿salir con una adoradora de algún estúpido ídolo para crías? ¿Él?
-¿Sinceramente?
-Claro.
-No.
Claudia abrió la puerta y entró. Miró a su hermano enfadada.
-¡Pero si es muy guapa!
-¿Y qué? ¿Sabes que hay más cosas aparte del físico?
Claudia frunció el ceño. Se había topado con uno de los pocos tíos que no se fijaban solo en el físico.
-También es muy simpática y súper maja. Te encantaría... Lo sé.
-Ya, como si tú supieras el tipo de chicas que me gustan...
-¡Pues si te gustaba esa tonta de Astrid...!- medio gritó ella irritida.
Víctor se incorporó al oír el nombre de la joven como si le hubieran pinchado.
Miró a Claudia muy enfadado, aunque por dentro empezó a sentir un dolor indescriptible.
-Fuera de mi habitación- dijo, calmado y correcto, con el tono más frío de voz que había usado jamás.
Hasta Claudia se dio cuenta de que había metido la pata.
-Víctor...
-Fuera de mi cuarto- repitió, acompañándola hasta la puerta.
-Oye...
-¡Fuera! ¡No vuelvas a entrar aquí nunca!- gritó.
El grito y el portazo que dio a continuación alertaron a Ruth, que salió de su cuarto y llamó a la de su hermano.
-¿Qué?- preguntó, hastiado.
-Soy Ruth.
Él resopló.
-Pasa- aceptó finalmente.
La chica entró y se sentó a los pies de su cama.
-Vic, ¿qué te pasa?
-No me apetece hablar ahora mismo.
Ruth suspiró.
-Bueno, no insistiré.
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Si la princesa abriera los ojos...
Любовные романыPara Astrid, el mundo deja mucho que desear. Sola, sin amigos en los que poder confiar al mudarse con sus padres. Y entonces conoce a Víctor, un joven de ojos traviesos y muchas ganas de disfrutar de sus propias locuras. ¿Será capaz de abrir los oj...